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1498 REINO DEL FUEGO


En el último recorrido de las lunas el embarazo de Claennis sufrió complicaciones, su vientre estaba hinchado como si en cualquier momento quisiera explotar, sus pechos votaban leche casi todo el día y apenas podía mantenerse de pie por el dolor de espalda y de sus piernas. Las doctoras avisaron que pese a que en los primeros recorridos de las lunas por el cielo fue un embarazo sin complicaciones, ahora parecía ser de alto riesgo.

- Me pesa demasiado la barriga Atice, siento que traigo rocas dentro de mí, además, este niño no deja de moverse ¿Por qué se mueve tanto? ¿Voy a estar bien? Siento que en cualquier momento me va a atravesar la piel, por favor Atice ayúdame, me duele mucho, sácame esto.

- No puedo mi reina, es muy pronto, pero ya falta muy poco para que conozca a su bebe, todo saldrá bien. Le aseguro que el niño no le atravesara la piel por los golpes que le está dando.

- Ayúdame por favor, esto duele mucho, sácamelo, sácamelo.

- No puedo vida mía, no puedo.

La reina tenía los pies y manos sumamente hinchados, necesitaba ir al baño constantemente y su cuerpo le dolía con cada movimiento, con el tiempo él bebe empezó a moverse con más fuerza como si girara dentro de ella, tenía dolores de cabeza muy frecuentes y cada vez que se levantaba era como si miles de lucecitas brillaran frente a sus ojos que a pesar de estar abiertos le brindaban un panorama oscurecido.

Vomitaba con frecuencia, siempre tenía hambre pero todo el tiempo estaba vomitando y las comidas que antes le gustaban ahora le producían asco lo cual la frustraba mucho, además Nóbrac rara vez podía pasar días completos con ella, si bien ahora las rondas en las calles no eran diarias, el clero y los duques lo atosigaban con quejas constantes, nadie estaba de acuerdo con la paga de impuestos, presentaban múltiples críticas y ante las amenazas de un posible golpe de Estado por su parte el rey debía hacer recorridos por todo el reino reafirmando su autoridad y mejorando la calidad de vida de los habitantes de la zona para evitar descontentos y rebeliones.

Aun así la reina no estaba sola, haber traído a su hermana del antiguo palacio fue una decisión muy acertada, la chica no solo toleraba sus cambios de humor repentinos sino que era la que la apoyaba en sus malestares diarios, la que le sostenía el cabello cuando empezaba a vomitar de repente y la que la sujetaba cuando se mareaba de repente. Ella y Atice eran las únicas que no caían en sus juegos, aunque cada vez esto resultaba más complicado, la reina solía engañar a la servidumbre con frecuencia manipulándola para que le dieran más dulces o trajeran más comida de lo que las parteras estipulaban.

Y estallaba de rabia cuando la descubrían, por su salud no debía de faltar a las indicaciones, eso ella lo entendía pero su cuerpo le pedía más y era desesperante que se lo negaran, ya le bastaba y le sobraba con que su propio cuerpo ahora resultara ser su enemigo y que aparte no le permitieran saciar sus antojos.

Era común que les montara trampas a las doctoras, poniendo polvos picantes dentro de los guantes antes de que se los pusieran o vomitando intencionalmente encima de las que no eran delicadas y la trataban como si solo fuera "una portadora de bebes" esto era en los buenos días porque si las doctoras la trataban mal en días en los que estaba de mal humor la reina cobraba precios mucho más altos.

Poco a poco Claennis se ganó el respeto de las parteras que no se atrevían a tratarla mal, la última que se atrevió a obligarla a arrodillarse frente a ella para comprobar sus articulaciones y que no solo le negó la comida sino que le prohibió ir al baño haciendo que la reina se orinara encima termino con 5 huesos de pollo encarnados en el vientre.

Villanos de una historia mal contadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora