𝔼𝕩𝕥𝕣𝕒 𝟚

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- ¿Sesión de estudio? - Duki observaba a su mejor amigo guardar sus libros en el casillero.

- Eso mismo - Mateo respondió rodando los ojos.

Estaban en pleno pasillo, era la última hora de clase. Duki intentaba convencer a su mejor amigo de que lo acompañara a su casa esa tarde. Mateo se había negado, en este mes matemáticas comenzaba a dificultarse y, a pesar de ser inteligente, quería quedarse unas horas en la biblioteca repasando las clases de la semana. Su amigo quería tener una noche de videojuegos, pero el pelinegro insistía en tomar la tarde para los estudios. 

- ¿Y en donde piensas estudiar? - su amigo hizo un mohín. 

- En la biblioteca, Duki - al ver los ojos confundidos de su amigo le sonrió divertido - Si no sabes, es una habitación con estanterías y mesas en donde hay una gran cantidad de libros... 

Duki lo detuvo, alzando la mano frente al rostro del pelinegro, torciendo la boca un poco ofendido. 

- Se lo que es una biblioteca, Mateo - bufo al escuchar la risa del pelinegro. 

- ¿Entonces? 

- Me refería a que ¿no podrías estudiar en mi casa? Es lo mismo - el chico alzó los brazos. 

Mateo negó suavemente con la cabeza, colgándose la mochila del hombro. 

- No podría concentrarme.

- ¿Y porque? 

- ¿Tu me dejarías estudiar en completo silencio y sin hablarme una sola vez en toda la tarde? - le dijo alzando una ceja, Duki mantuvo la boca cerrada - ¿Ves? Prefiero ir a la biblioteca. 

Duki aceptó a regañadientes, alegando que aquella tarde planeaba comer un gran tazón de papas y helado, sin él. 

El pelinegro lo pensó un poco,pero a duras penas aceptó su destino y fue pesadamente esa tarde a la biblioteca. Planeaba vengarse de Duki, tal vez encerrándolo en su baño mientras Mateo comía una caja entera de pizza al lado de la puerta.

Sonrió, mas animado por su malvado plan. Esperaba pasar unas horas tranquilas, en estos días no muchas personas acudían a la biblioteca así que estaría prácticamente solo (Y con la bibliotecaria, pero a quién le importa) al llegar a la entrada sintió que su corazón le subía a la garganta, como un acto reflejo se ocultó detrás de la puerta, respirando rápido. 

Cuando ya estaba levemente calmado, aspiro profundo y asomo la cabeza para observar nuevamente. En unas mesas mas lejos estaba Nicole Cucco, de espaldas, pero Mateo podía reconocerla. Por la ropa que llevaba ese día,unos jeans blancos y un jersey. Se preguntaba en qué momento le había tomado importancia a lo que vestía Nicole, y eso que solo la había visto una vez en el dia. 

Mateo sintió la tentación de irse, estudiaría en otra tarde y así comería helado en casa de su amigo. Todo perfecto. Pero él quería estudiar, no se iba a privar de hacerlo solo porque la tonta de Nicole Cucco estaba en la biblioteca. Bastaría con ignorarla y ya, no tenía porque sentirse cohibido por ella de todas formas. La perdedora era la ojiverde, no él. 

Con la barbilla en alto y la espalda recta, para mostrarse seguro, fue hasta una de las mesas junto a la ventana. En ningún momento observó a Nicole, no le daría la satisfacción de que la chica de ojos verdes fuera consciente de la atención extra que le daba el pelinegro. Con orgullo abrió su libro de cálculo y empezó a estudiar, anotando las fórmulas.

Pasaron dos horas; Mateo era plenamente consciente de la presencia de Nicole a unas mesas frente a él, pero aún así no había levantado la mirada del libro ni una sola vez. Merecía un premio. Justo cuando empezaba a concentrarse en la materia, había estado distraído pensando si Nicole lo había visto, cuando escucho una silla arrastrarse.

Rivales | Nicki Nicole y TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora