10

310 29 8
                                    

Don’t call me angel

Lalisa Manobal.

Creo  que  estoy  empezando  a  sentir  la  evolución  de  los  nervios,  porque  no  estoy nerviosa,  hace  muchos kilómetros  pasé  el  pueblo  de  los  nervios  y  ahora  estoy  en  un terreno desconocido y nuevo para mí.

Cojo aire varias veces antes de entrar por la misma puerta que entré con la señora Park, esta vez una persona de seguridad me pide mi identificación, revisa mi nombre en su lista y me permite pasar.    Camino con paso vacilante, todavía estoy a tiempo de irme.              

¿Pero la curiosidad te puede, eh?
           
Niego con la cabeza y voy mirando las puertas. Vestuario tres, tengo que encontrar el vestuario tres. Una puerta se abre y mis ojos se amplían, de allí sale un tipo con una especie de tanga de cuero negro, su pecho está cubierto únicamente por unas cintas con hebillas.
Se da cuenta de que lo estoy mirando y me sonríe, siento el impulso de salir corriendo. Detrás  de  él  aparece  una  mujer  muy  atractiva  vestida  con  un  corsé  negro,  un  pequeño tanga, ligas, tacones muy altos y…un látigo, un maldito látigo de verdad.                 

Padre nuestro que está en los cielos, santificado sea tu…                

Deja el discursito religioso, ni siquiera eres creyente.

Abro  y  cierro  mi  boca  varias  veces,  pero  las  palabras  parecen  haberse  quedado atascadas en mi garganta.             

— ¿Puedo ayudarte en algo cielo?—pregunta la mujer, las comisuras de sus labios se elevan formando y una sonrisa.                 

— Yo-yo…bus-buscaba…—farfullo  mientras  mis  ojos  se  desplazan  al  suelo. 

No puedo seguir mirándola, lleva un corsé con el que le puedo ver hasta sus pecados. Escucho el resonar de las agujas de sus tacones contra el suelo y de repente los tengo en mi punto de visión.
Sus manos levantan mi cara y trago con fuerza, últimamente la gente parece tomarse la libertad de cogerme la cara mucho. No se a cuento de qué, pero me está empezando a poner histérica.

— ¿Qué hace un corderito como tú por aquí? —pregunta mientras me escanea con sus ojos.

No soy capaz de mirarla fijamente, hay algo en su mirada que me pone los pelos de punta. Parece  tan…tan…¿mandona?  ¿firme?  No  sé  cual  es  la  palabra  exacta  para describirla.

Su mano se desliza por mi mejilla, coge un mechón de mi pelo y lo acaricia.

Virgen santísima.

— Dom, déjala —ordena una voz detrás de ella.

Mis  ojos  se  levantan  y  siento  que  se  me  corta  la  respiración  cuando  veo  al  señor Kim en un traje.

Cargando a la lista de fantasías sexuales…

La mujer suelta mi pelo y gira la cara para mirar al profesor Kim.

— ¿Cuándo aprenderás que no acepto órdenes de nadie, querido Mingyu? —le contesta.

El  señor Kim  sonríe  y  veo  la complicidad en la mirada que tienen.  ¿Serán amantes? Me cuesta imaginar al  señor Kim con  alguien  tan  explosivo  como  esta mujer.

ROCKSTAR +21 [LISKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora