Real

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Después del encuentro con Vicky, la niña psíquica, Crista se queda más nerviosa de lo que esta, le cuesta encontrar el camino de vuelta a su habitación y las sombras la amenazan. Una vez que está en su cama, ya no puede seguir durmiendo así que se queda despierta hasta que el sol otoñal aparece en el cielo, quitando a la luna y las estrellas para dar paso al día.

- ¿Crista? - pregunta Majo quitándose las sábanas que la cubrían - ¿desde cuando estás despierta?

La chica sigue en su ensimismamiento, hasta que la otra muchacha la vuelve a llamar.

- ¿has dormido? - le pregunta ella con preocupación en sus ojos.

- am... si, si, es que una mosca estaba revoloteando y me despertó - mintió la chica de cabello azul, pero en su miraba hay un brillo extraño, nunca antes visto por su amiga, tan solo una vez cuando eran pequeñas.

- Crista ¿a dónde vas? - le preguntó la niña de lentes rosados mientras se quitaba una ramita del cabello - está oscureciendo y nuestras mamás se preocuparan

- no te preocupes, Majs, estaremos bien. Solo son unos metros ¿acaso no quieres vivir una aventura en el bosque?

- sí, pero ¿no crees que es mejor de día?

- vamos, tú eres la mayor

- como quieras

Ambas niñas avanzaron por la vegetación del bosque que había cerca de la casa de la chica que tendría el cabello teñido de azul.

Era otoño y los arboles empezaban a tornarse de colores marrones, naranjas, rojos y amarillos. Las hojas empezaban a caer y todos los niños jugaban con estas.

Majo y Crista caminaban entre las hojas y estas hacían un crujido al pisarlas. Un poco más adelante de donde ellas estaban había un piso falso, que se había llenado de hojas secas, una rama salida mejor dicho.

La niña menor lo pisó y al intentarse sujetar de algo, se llevó a Majo con ella. Ambas rodaron por una pendiente. Hasta caer en lo que parecía ser un hueco.

- Majs ¿qué vamos a hacer? - le preguntó ella al borde de las lágrimas.

Los lentes de Majo se habían roto y habían salido disparados por cualquier lado, el rostro de las dos niñas estaba lleno de arañazos al igual que sus brazos y piernas.

- el hueco no es tan profundo, podemos escalarlo - dijo la mayor con aire optimista e intentando controlar sus emociones.

- tu, porque eres alta, yo no - la pequeña Crista se hiso un ovillo y se dejó caer en el suelo de hojas - me quedaré aquí por siempre

- no, tal vez podremos salir

La niña de anteojos se acomodó al costado de su amiga y se limpió las lágrimas con las manos sucias. Crista la miró y lo que reflejaban sus ojos eran simplemente terror, terror de quedarse por siempre ahí y no ser encontrada, terror a morir.

- nos encontraran - dijo Majo antes de, también ella, empezar a llorar.

El mismo terror de esa vez refleja los ojos de la chica de cabello azul ahora. Pero lo peor de todo era que su amiga no sabe a qué. Después del accidente en el bosque ambas se volvieron más fuertes y pocas veces se asustaban. Sin embargo, el miedo ha vuelto a la muchacha.

- ¿estás bien? - le pregunta Majo acercándose a ella.

- sí, solo no dormí bien

Crista se levanta de la cama y se mete al baño sin decirle ni una palabra más a su amiga.

El día pasa con tranquilidad, las clases y los exámenes, hasta que llega el almuerzo.

La mesa donde comen, está en total silencio. Solo se escucha el sonido de los tenedores y cuchillos contra el plato.

El comienzo del reinado [Pausado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora