2

1.3K 54 0
                                    

Cuando escuché ese nombre, mi mente viajó un año atrás, a los Hamptons. Sentí de nuevo la arena cálida bajo mis pies mientras salía del mar, el agua resbalando por mi piel y el sol apenas comenzando a calentar la mañana. Caminé lentamente, disfrutando del momento, hasta que mis ojos se posaron en lo que parecían los restos de una fogata. Había vasos vacíos con rastros de alcohol esparcidos por la arena, como si la fiesta hubiera terminado justo antes del amanecer.

 —  ¡Loki! —llamé al cachorro de mi abuelo, que correteaba entre las dunas, lleno de energía. Lo seguí, dejando que me guiara por la playa. Fue entonces cuando lo vi.

Allí, entre las sombras suaves de las primeras horas de la mañana, un chico rubio yacía dormido en la arena, completamente desnudo. Su piel bronceada brillaba bajo la luz del amanecer, y su cabello desordenado caía sobre su frente. Sus ojos cerrados, sus labios ligeramente entreabiertos... parecía tan tranquilo, tan ajeno a todo. Loki se detuvo a su lado, olisqueando curiosamente, pero él no se movió.

Con la punta de mi pie, lo moví suavemente. —   Oye, nudista, ¿estás bien? —dije, conteniendo una sonrisa mientras lo observaba abrir lentamente los ojos, desorientado.

Se incorporó poco a poco, apoyando una mano en la arena mientras me miraba, todavía medio adormilado. Sus ojos azules se enfocaron en mí con una mezcla de confusión y curiosidad. Se frotó el rostro y dejó escapar un suspiro antes de preguntar. — ¿Quién eres?

No pude evitar sonreír mientras me cruzaba de brazos, inclinando ligeramente la cabeza.  — Soy Mare. — le respondí con un tono juguetón, mis labios curvándose aún más.  — Y tú... bueno, parece que eres el nuevo nudista de la playa.   ¿Siempre haces esto o te pillé en tu primera vez?

Él me miró por un segundo, parpadeando antes de soltar una risa suave. — Jaja, qué chistosa,—dijo, con una media sonrisa que le iluminaba el rostro.  —  No me gustan los chistes, lo dejaré pasar, Marena, porque no todos los días una chica sexy en traje de baño me despierta.

Le devolví la sonrisa, sin apartar la vista. —  Es Mare no Marena. Y tu aún no me has dicho tu nombre. —  le recordé, levantando una ceja con curiosidad.

  — Las presentaciones son aburridas. Mejor ven, vamos a nadar. Al fin y al cabo, no tengo ropa, dijo, con un tono juguetón que encajaba perfectamente con su actitud despreocupada.

Antes de que pudiera responder, tomó mi mano con firmeza y me guió hacia el mar. Sentí la arena suave entre mis dedos mientras corríamos, la risa brotando de mis labios. El agua cristalina nos esperaba, reflejando destellos del sol que se filtraban entre las olas.

De repente, escuché que alguien pronunciaba mi nombre.  —  Mare, Mare...—   Es Megan, su voz sacándome de mis recuerdos y trayéndome de vuelta al presente

Respiré profundo, mientras observo a Logan, quien continuaba de pie frente a mí,

Lucas colocó su mano sobre la mía.  —¿Estás bien? Te quedaste en blanco por unos segundos.

 —  Sí, solo necesito ir al baño

Mientras me alejaba, sentí la mirada de Logan clavada en mi espalda, una mezcla de burla y curiosidad que me hizo apretar los puños. Caminé rápido, tratando de ignorar la ansiedad que se acumulaba en mi estómago. Una vez en el baño, cerré la puerta y me apoyé contra ella.

Pero, segundos después, la puerta del baño se abrió con un chirrido inesperado. Logan apareció en el umbral, su mirada confiada y burlona, como si estuviera muy satisfecho con sí mismo.

Le di una sonrisa desafiante, dejando claro que no le daría el gusto de verme alterada o enojada.   — Oye, Logan, siento pena por ti. Estás en la universidad y aún no sabes leer, porque estás en el baño de mujeres —   le lancé con un tono sarcástico, levantando una ceja mientras me cruzaba de brazos. —   Así que, ¿puedes hacer el favor de salir de aquí?

Cómo romper un corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora