7

159 16 1
                                    

—Lo siento, Mare... no tenía idea —murmuró Lucas, frunciendo el ceño, su expresión sombría y los ojos reflejando una mezcla de remordimiento y confusión.

Le di una pequeña sonrisa, tratando de aliviar la incomodidad que se había instalado en el aire.—Hey, tranqui. No pasa nada —dije, intentando sonar casual—. Mejor vamos, tengo que ir al loft de Nick. Ya debe estar ahí, o hoy su turno terminaba temprano.

Él me observó fijamente, sus ojos entrecerrándose con una mezcla de curiosidad y desconfianza. —¿Por qué tienes que ir? —preguntó, con un tono que delataba que algo no le cuadraba.

Me alejé, dando un par de pasos hacia atrás, cruzando los brazos.—¿Me estás pidiendo explicaciones y cuestionando? —respondí, alzando una ceja.

—No, solo tengo curiosidad, porque ya es tarde —dijo mientras se acercaba lentamente, poniendo su mano en mi cara con una suavidad que contrastaba con su tono. Me miró a los ojos por un momento antes de sonreír ligeramente—. Pero vamos, te acompaño a donde quieras.

—De acuerdo, vamos —respondí, soltando un suspiro y relajando los hombros mientras empezábamos a caminar juntos, su mano todavía rozando mi rostro antes de caer a su lado.

Lucas, intentando aligerar el ambiente durante el resto del camino, empezó a hablar sobre básquetbol, su tema favorito. Me contó emocionado sobre su equipo preferido, el Real Madrid  las jugadas más recientes y cómo creía que iban a tener una gran temporada.

—Te lo digo, este año no hay quien les gane —decía con entusiasmo, mientras me lanzaba una mirada rápida para ver si lo estaba siguiendo en su monólogo deportivo.

Yo intentaba evitar poner cara de que su tema de conversación me aburría. A pesar de que realmente no sabía nada de baloncesto, sonreía y asentía, haciendo todo lo posible por parecer interesada mientras él continuaba hablando con fervor sobre estadísticas y jugadores.

Lucas colocó su mano alrededor de mi cuello, inclinándose un poco hacia mí mientras sonreía.

—¿Te gustan los deportes? —preguntó, con un brillo de curiosidad en sus ojos.

—Bueno, cuando vives en un crucero, no puedes practicar muchos deportes, pero amo nadar —respondí, encogiéndome de hombros—. Y más que verlo como un deporte, lo hago porque me relaja. No soy competitiva, pero al final decidí entrar al equipo de la escuela.

—Amo competir y ganar —dijo Lucas, con una chispa en sus ojos que iluminaba su rostro—. La adrenalina, que la gente me vea... Esa sensación no se puede describir. Es como si el mundo se detuviera y todo lo que importa es el juego.

Lo observé fijamente, dándome cuenta de que Lucas y Logan son parecidos en ese aspecto

Seguimos caminando, y él siguió hablando de deportes con entusiasmo, como si el tiempo no existiera. Al llegar al loft de Nick, me detuve antes de tocar la puerta, pero antes de que pudiera hacerlo, se inclinó y me dio un beso suave en la mejilla. Fue un gesto inesperado

Le di una pequeña sonrisa —Nos vemos luego, Lucas.

Él asintió con una sonrisa antes de darme la espalda y alejarse, mientras yo me quedaba allí, tocando la puerta.

Nick abrió la puerta y me observó divertido, una sonrisa juguetona dibujada en su rostro al ver el gesto en mi cara.

—Alguien no tuvo una linda cita —dijo riéndose, sus ojos brillando con complicidad mientras me dejaba pasar.

Hice un gesto de bebé de puchero, frunciendo los labios y redondeándolos, mientras le lanzaba una mirada juguetona. —No... —dije, tratando de mantener una expresión seria, aunque no podía evitar que una pequeña sonrisa se asomara en mis labios.

Cómo romper un corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora