Cómo romper un corazón

20

Caminé hasta mi habitación, molesta y perdida en un torbellino de pensamientos. Al abrir la puerta, me detuve en seco. Ahí, sobre mi cama, estaba Logan, recostado con las manos detrás de la cabeza

Desvié la mirada, apretando los labios para no mostrar lo mucho que su presencia me descolocaba.

—¿Qué haces aquí? —murmuré, intentando sonar más firme de lo que me sentía.

Logan se incorporó un poco más, apoyándose en un codo y mirándome con una intensidad que hizo que mis pensamientos se agitaran aún más.

—Te extrañaba y... vine —dijo, su voz suave, como si cada palabra llevara una carga que solo él entendía.

Sentí cómo su mirada recorría mi rostro, cada detalle, como si intentara descifrar lo que ocultaba detrás de mi expresión tensa. Mi corazón latía un poco más rápido, y aun así, mantuve la guardia en alto.

Pasé mi mano por mi ceja, tallándola con nerviosismo mientras intentaba recomponerme.

—Logan, no es un buen momento —dije finalmente, intentando sonar firme, aunque mi voz salió un poco más suave de lo que esperaba—. Tengo migraña... solo quería dormir un poco.

Logan se incorporó del todo, sus ojos suavizándose mientras me estudiaba. Se deslizó al borde de la cama y, en un gesto inesperado, me hizo una seña para que me acercara.

—Entonces, ven aquí. Prometo no hacer ruido. 

—No... —suspiré, cerrando los ojos un segundo antes de mirarlo—. Estoy de mal humor, Logan, y quiero estar sola. Me duele la cabeza.

Logan se puso de pie frente a mí—¿Por eso tus ojos están llorosos? —preguntó en un tono firme, sin apartar su mirada de la mía—. Si me vas a mentir, hazlo mejor que con un estúpido pretexto de la migraña. Dime... ¿tienes algo que decirme?

Desvié la mirada, cruzándome de brazos como si eso pudiera poner una barrera entre nosotros.

—Nada, Logan. ¿Es que tenemos que estar juntos cada minuto del día? —murmuré, tratando de sonar indiferente, aunque la molestia se me escapó en el tono—. Solo quiero estar sola.

Se acercó a mí, tomando mis manos con firmeza para que no pudiera alejarme de él. Su expresión era seria, y podía sentir la preocupación emanando de él como una ola.

—Te lo voy a preguntar de nuevo —dijo, su voz baja y directa—. ¿Qué tienes? ¿Alguien te hizo algo?

La intensidad de su mirada hizo que mi corazón latiera más rápido

Desvié la mirada, sintiendo la tensión en el aire.

—No, ya te dije que solo quiero estar sola —dije de mala gana

—René... —dijo de mala gana, su tono ahora más firme—. No voy a volver a preguntar por qué estás temblando, y no quieres verme.

Su molestia era evidente, y no podía evitar sentirme acorralada. Sus ojos buscaban respuestas en mi

Respiré profundo, tratando de calmarme antes de hablar.

—Estaba con Taylan... —dije, las palabras saliendo a trompicones—. Me llevó a la casa donde vivía con mis padres antes del accidente. Su mamá la compró y ahora me la dio...

Hice una pausa, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza, nerviosa por cómo podría reaccionar Logan.

—El... —continué, tragándome el nudo en la garganta—. Intentó besarme.

La última frase salió casi en un susurro, y noté cómo su expresión cambiaba, la sorpresa y el enojo entrelazándose en su rostro. Sus ojos se oscurecieron, y su mandíbula se tensó, como si estuviera luchando contra una oleada de emociones.