14

291 17 0
                                    


Después de cenar, fuimos directo al auto de Logan. El estacionamiento estaba casi vacío, lo que hizo que él me mirara con una sonrisa traviesa en el rostro.

—Ven, tengo una idea —dijo, abriendo la puerta y acomodándose en el asiento del piloto.

—¿Cuál? —pregunté divertida, con una sonrisa que reflejaba mi curiosidad.

—Sube, te voy a dar lecciones para que conduzcas —dijo Logan con una sonrisa astuta, mientras hacía un gesto con la mano, señalando sus piernas.

—Yo sé conducir, Logan —dije con tono desafiante, aunque la sonrisa divertida seguía en mis labios.

Logan se rió, con ese sonido despreocupado que siempre lograba hacerme rodar los ojos.

—No, tú sabes navegar, no conducir —dijo entre risas, claramente disfrutando de su pequeña broma.

—Ya, ven, Reni —dijo Logan con una sonrisa cómplice, señalando sus piernas nuevamente.

Lo observé divertida por un momento antes de finalmente ceder y sentarme en sus piernas.Una vez que estuve acomodada Logan dejó que una mano descansara sobre el volante, mientras la otra se acomodaba ligeramente sobre mi cintura, sus dedos apenas tocándome. El auto comenzó a avanzar, y cada vez que giraba el volante, su cuerpo se movía bajo el mío, creando una tensión electrizante entre nosotros.

—¿Lista para irte así hasta el campus? —preguntó Logan, con una sonrisa juguetona en sus labios

—Estás demente —dije, riendo mientras le lanzaba una mirada de incredulidad—. Si la policía nos ve, estaremos en problemas.

—¿Desde cuándo te importan las reglas? —dijo Logan, su voz baja y provocativa, mientras conducíamos por el estacionamiento. Nuestras manos, juntas sobre el volante

Senti su cuerpo, fuerte y caliente, justo debajo de mí, y la tensión aumentaba con cada segundo que pasaba

Le sonreí, jugueteando con un mechón de cabello antes de dejarlo caer detrás de mi oreja. —Cariño, las reglas están para ser interpretadas, no seguidas al pie de la letra —dije, con una sonrisa juguetona que pronto se desvaneció—. Pero no voy a ser irresponsable al volante... Mi mamá murió por culpa de un mal conductor.

Logan arrancó el coche, y el silencio se instaló entre nosotros por un momento. Sentí su mirada sobre mí mientras giraba el volante, luego preguntó en voz baja, como si eligiera con cuidado sus palabras —Piensas mucho en tu mamá, ¿y tu abuela?

—A veces... me gusta imaginar la vida que podría haber tenido si ese accidente no hubiera ocurrido —murmuré, sintiendo cómo las palabras me pesaban en los labios. Una lágrima rodó silenciosa por mi mejilla antes de que pudiera detenerla.

Logan me observó por un segundo, su expresión cambiando a algo más suave, casi arrepentido. —Reni... no debí preguntar. Lo siento —dijo en voz baja, su mano apretando el volante con nerviosismo, como si no supiera si debía decir algo más o dejar que el silencio hablara por él.

—Está bien, Logan —dije, sacudiendo la cabeza suavemente, intentando dar una sonrisa que no terminaba de formarse—. A mi papá y a mi abuelo tampoco les gusta hablar de eso. Prefieren refugiarse en el trabajo... Son muy parecidos en ese sentido.

Logan me miró de reojo, una sonrisa suave asomando en sus labios. —También tienen algo en común, Reni —dijo, su tono cálido y sincero—. Tú eres todo su universo para ellos. Nunca había sentido algo así al entrar en una casa... hasta que te conocí aquel verano. La calidez de un hogar.

Cómo romper un corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora