𝗢𝟰.⠀𝗶𝗻𝘁𝗶𝗺𝗶𝗱𝗮𝗱.

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Era una tarde cálida y tranquila en Beverly Hills, la casa de los Menendez estaba sumida en un silencio casi sepulcral. José, como de costumbre, se encontraba en los sets de grabación, ocupado con sus negocios cinematográficos. Kitty había salido temprano, rumbo a su habitual visita al spa. Todo estaba alineado para que Lyle y Blair pudieran tener la casa para ellos solos.

Lyle había invitado a Blair a su casa con una simple excusa, "ver a ver una película". Ella sabía que no era del todo verdad, pero aceptó, sonriendo con cierta malicia. Llevaba semanas viéndose a escondidas con Lyle, pero siempre que querían pasar a más, el miedo la envolvía y hacía que se detuvieran.

El sol iluminaba la sala de estar con una cálida luz dorada, y ambos se acomodaron en el enorme sofá de cuero, con la intención de ver alguna película que no importaba mucho cual fuera.

—¿De verdad crees que vamos a ver la película? —bromeó la castaña, arqueando una ceja mientras su sonrisa traviesa asomaba.

—Bueno... ese era el plan inicial. —respondió Lyle, pero su tono sugería que sabía perfectamente que no seguirían con el plan.

No pasó mucho tiempo antes de que las manos de Lyle comenzaran a explorar suavemente el cuerpo de Blair, tirando suavemente de ella hacia él. Ella no se resistió. Al contrario, ella lo siguió, acomodándose de lado y dejándose llevar por el deseo del momento. Los labios de ambos se encontraron rápidamente, en un beso que pasó de suave a urgente en cuestión de segundos. Ella respondió con la misma intensidad, su boca recorriendo el cuello de Lyle mientras él trataba de controlar el ardor que se encendía en su interior. Blair rodeó la cintura del mayor con sus piernas, mientras se acomodaba sobre su regazo, presionando su cuerpo más cerca del de él.

La respiración del castaño se entrecortaba, sus manos rodearon su cintura, intentando mantener la compostura mientras su piel ardía bajo su toque. Lyle cerró los ojos, mordiéndose el labio inferior mientras la calentura lo invadía. No podía ocultar lo que sentía, y el rubor en su rostro lo delataba por completo. Blair, aún con su sonrisa juguetona, bajó la vista hacia él cuando sintió algo endureciéndose bajo su falda de mezclilla. Ella se mordió el labio, y volvió a mirar sus ojos. La mirada de Lyle se había tornado suplicante, como si fuera un cachorro esperando una caricia. Esa mirada se lo dijo todo, sentía una mezcla de necesidad y deseo. Fue una petición muda, sabía que estaba ansioso.

—Blair... —susurró, sin atreverse a terminar la frase, pero rogándole con la mirada.

La nombrada con una risa suave, respondió a esa súplica sin palabras. Bajó su rostro hacia él, besando sus labios mientras sus manos se movían con mayor confianza. Lyle dejó escapar un suspiro entrecortado, con sus manos aferrándose al cuello de la castaña mientras la urgencia entre ellos crecía. Lentamente, comenzó a moverse sobre él, sus caderas balanceándose en un ritmo que hacía que Lyle cerrara los ojos entregándose completamente a la sensación de excitación que sentía. Mientras sentía su piel crear fricción en su erección que seguía atrapada debajo de su ropa. La tensión en su cuerpo aumentaba, y él apenas podía contenerse. Los movimientos de Blair seguían, y sin contenerse más empezó a soltar pequeños jadeos de su boca.

—Mhm... —Lyle se mordió el labio, el calor se volvía cada vez más abrumador con cada roce en su piel. Escuchaba los pequeños gemidos ahogados de Blair, y sus ganas de deshacerse de su ropa y follarla incrementaban.

Blair supo lo que deseaba con tan solo ver la expresión en su rostro. Detuvo el movimiento de sus caderas y alzó las brazos para deshacerse de su blusa, tirando la prenda en alguna parte de la sala. Él la miró con atención, cosa que la excitaba. Desabrochó el polo blanco de este, pasando sus dedos por todo su pechos, admirando sus notorios abdominales en el. Lyle acarició toda la parte de su torso, y cuando llegó a la parte trasera de su espalda, desabrochó con facilidad su sostén.

angel⠀✶⠀lyle menendezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora