𝟭𝟰.⠀𝗰𝘂𝗹𝗽𝗮𝗯𝗹𝗲.

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⠀Al amanecer, Lyle y Blair regresaron a la mansión, exhaustos pero envueltos en la calidez tras la noche mágica en la colina

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Al amanecer, Lyle y Blair regresaron a la mansión, exhaustos pero envueltos en la calidez tras la noche mágica en la colina. El cielo comenzaba a teñirse de tonos naranjas y rosas, y todo parecía estar en calma.

Al entrar en el camino de entraba, fueron recibidos por luces de patrullas que rodeaban e iluminaban el frente de la casa. La castaña sin entender que estaba pasando, miró a Lyle con confusión, y antes de que pudieran reaccionar, varios policías salieron de los autos, corriendo hacia ellos.

—¡Manos arriba! —gritó uno de los oficiales, apuntando con su arma.

Ambos obedecieron, y uno de los oficiales se abalanzó sobre Lyle, inmovilizándolo contra el capó del coche.

—¿Que demonios- ? —se exaltó Lyle, forcejeando contra el policía.

—¡Lyle Menéndez, queda detenido por la muerta de Jose y Kitty Menéndez!

Todo sucedió en cuestión de segundos. Los gritos se entremezclaban con el sonido de las esposas, el metal frío cerrándose en torno a las muñecas de Lyle.

—¿Qué está pasando? —preguntó la castaña, con la voz quebrada por la confusión y el miedo.

Lyle, retenido por los policías, intentó girarse hacia ella, con la desesperación en sus ojos por la situación.

—¡Blair, escúchame! —llamó con la voz tensa, mirándola a los ojos. —Llama a mi abogado. Todo estará bien.

Pero Blair estaba demasiado aturdida, solo sollozaba tratando de procesar todo lo que estaba ocurriendo. Oficiales armados salían y entraban a la casa, sacando papeles y otras cosas. Las luces azules y rojas se intensificaban a medida que miraba a su alrededor.

Observó a Lyle, aún paralizada. Sin comprender, miró a uno de los oficiales llevárselo a uno de los autos, mientras él seguía repitiendo que todo estaría bien, pero nada lo parecía en ese momento.

Uno de los policías se quedó con ella, haciéndole preguntas que no comprendía mientras trataba de contener las lágrimas.

Lyle fue trasladado a la comisaría. Todo lo que sucedió después fue borroso para él. El momento en que lo empujaron hacia la pared para tomarle las fotos del arresto, el flash de la camara que lo cegó momentáneamente, el clic metálico de las esposas retirándose solo para ser reemplazadas por otra forma de sujeción psicológica.

Mientras lo empujaban hacia una sala de interrogatorios, su mente estaba con Erik. No podía dejar de pensar en su hermano.

Dos oficiales se sentaron frente a él, lanzándole preguntas rápidas, esperando que Lyle dijera algo incriminatorio. Pero él no se quebró. Solo permanecía en silencio, con los ojos encendidos de rabia y desesperación.

—Necesito saber si mi hermano está bien. —repetía una y otra vez. —Maldición, ¡digan algo!

Los oficiales intercambiaron miradas, pero ninguno le respondió. Finalmente lo dejaron solo en la sala de interrogatorios, una pequeña habitación fría con una mesa y dos sillas de metal. Lyle tamborileaba con los dedos en la mesa, inquieto.

angel⠀✶⠀lyle menendezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora