Capítulo 31

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Confusiones

A paso apresurado, llego a mi destino. La cabellera alborotada se reporta a lo lejos.

—Mara... —intento acercarme.

—Déjame en paz, Amber.

—Acabo de enterarme. No logro imaginar cómo te sientes, pero... solo quiero que sepas que estoy aquí, ¿vale? Para lo que necesites, no dudes en llamarme. —espero, espero una respuesta que nunca llega a mis oídos. Resignada, retrocedo hasta llegar de nuevo a la puerta, la miro por última vez y salgo.

Dejarla sola me llena de angustia, ella jamás me pedirá ayuda, por más que la necesite. Temo que, a pesar de nuestra reciente separación, mi corazón aún se encuentre afectado por su sufrimiento.

Mientas mis pensamientos giran en torno al malestar de mi pecho, un rostro lleno de gozo aparece en el campo de mi visión, tan sonriente como agitado.

—¡Hola, Amber! —Steve aparece frente a mí.

—Hola, ¿cómo vas? —pregunto tras enviar un mensaje a Justin.

—Bien, todo bien. ¿Quieres almorzar?

—Ya confirmé con alguien más, no puedo, pero en otra ocasión —a lo lejos, veo el auto de Justin reducir su velocidad— De hecho, ya está aquí. Nos vemos después.

—No olvides que pasaré por ti mañana, recuérdale a tus amigos —mi ceño fruncido parece desanimarlo— el parque de diversiones, te comenté hace tres días por llamada, estabas con dos amigos en tu apartamento y...

—Claro, claro, el parque. Lo recuerdo, nos vemos mañana entonces a las...

—Siete, dijiste que está bien a esa hora.

Asentí un par de veces y me despedí agitando una de mis manos, caminé a paso rápido hasta Justin y comenzó a andar de inmediato.

Había olvidado esa salida por completo, y ahora que lo pienso, me siento obligada a tener una conversación con Steve. A pesar de todas las veces que he intentado dejar mis intenciones claras con él, temo que no he sido lo suficientemente directa y mañana es la ocasión idónea para aclarar las cosas.

—¿En qué piensas tanto? —su sonrisa ladeada y ojos brillantes me instan sonreír.

—Pienso en la razón de tu radiante felicidad. ¿Qué nos tiene tan felices?

—Bueno, ya que preguntas, te informo que estas en el auto del recién ascendido, detective de la unidad de delitos violentos. —termina con orgullo, a la vez que estaciona el coche en el mismo restaurante donde Erick y yo cenamos por primera vez.

—Eso es realmente asombroso, felicidades, Justin. Te lo mereces, sé que te has esforzado mucho estos años, aunque no sabía que la unidad de delitos violentos te interesara, creí que te gustaba más operaciones especiales. —mencioné dándole un abrazo antes de caminar hacia la entrada.

—Me conoces muy bien, pero cuando el sargento me lo propuso... simplemente no podía negarme o ponerme pretencioso. Es una gran oportunidad, trabajaré con personas que ya llevan años en el campo y será un trampolín, sí, voy a adquirir experiencia y luego solicitaré el traslado. —poco a poco dejaba de hablar conmigo, sus últimas palabras eran consigo mismo. La determinación en su voz me provocó tal orgullo que detuve mis pasos y agarré sus manos intentando traerlo de nuevo conmigo.

—Estoy segura de que lo lograrás, eres impresionante. Te irá genial en esa nueva unidad... —no pude decir más, sus brazos rodearon mi cuerpo apresándome con fiereza— ¡Suéltame! ¡La gente nos mira! —su risa era contagiosa y en su mirada el fuego se posaba. La emoción en su cuerpo amenazaba con explotar dentro de él.

La Sombra De Tu PresenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora