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El sol brillaba intensamente a través de los árboles, bañando el claro en una luz cálida y dorada, y en medio de tanta belleza, dos cuerpos yacían inmóviles en el suelo, como si el tiempo se hubiera detenido para ellos.

Sus respiraciones eran lentas y profundas, indicando que aún estaban vivos, pero su aspecto era de una tranquilidad casi etérea. No había señales de movimiento, ni siquiera un corto suspiró. Parecían estar en un estado de sueño profundo, ajenos a todo lo que los rodeaba.

El silencio era absoluto, solo interrumpido por el canto ocasional de un pájaro cerca o el susurro del viento entre las hojas. La naturaleza parecía haberse detenido también, como si estuviera esperando a que ellos despertaran para empezara vivir.

La noche anterior había sido intensa, llena de emociones y pasión. Ahora, en la luz del día, parecía como si todo hubiera sido un sueño. Una ilusión ajena, un recuerdo antiguo del pasaso.

Pero no lo era.

El sol alcanzó su punto más alto en el cielo, alumbrado mejor lugar. Los rayos solares tocan directamente los cuerpos de ambos, calentando su piel y trayendo consigo la realidad del nuevo día.

Ya era momento de despertar.

El azabache fue el primero en despertar. Parpadeó varias veces, intentando clarificar su visión. Miró a su alrededor, viendo los enormes árboles secos que lo rodeaban, alto y largo, que desde su distancia, sentia que tocaban el cielo.

Arrugó su mirada, ajeno a lo que conocía,  a lo que sus ojos estaba visualizando y su mente se llenó de preguntas.

¿Dónde estaba?

Levantó su cabeza lentamente, mirando su entorno con más detenimiento. El bosque estaba en silencio, solo interrumpido por el susurro del viento entre las hojas secas y agunas ramas chocando entre si. No había señales de vida, ni siquiera un pájaro cantando cerca.

Giró la cabeza, su mirada escaneo el entorno muy confundido. Estaba recostado en el suelo, y su vista se desplazaba de un lado a otro, buscando una respuesta. Su cabeza giraba hacia la izquierda, hacia la derecha, y luego hacia adelante, como si estuviera buscando algo que había estado justo frente a él momentos antes.

Pero no sabia ¿Que?

Entonces,  su mirada se posó en los árboles secos, en las hojas que crujían suavemente en el suelo, en el cielo azul que se veía entre las ramas. Nada parecía tener sentido.

De repente, su mirada se detuvo en un punto, y su rostro se iluminó de sorpresa y confusión. Allí, justo a un costado de él, a solo unos centímetros de distancia, estaba el rostro de la rosada.

___Que?___ dijo algo extraño, observándola. Pero luego se tranquilizó. No tenía por qué alterarse.

Su mente comenzó a divagar sobre los motivos por los que habían terminado durmiendo juntos. Quizás fue por el frío, se dijo. La noche había sido fresca, y era común que se acercaran para compartir calor. Bajo la cabeza y se recostó nuevamente en el suelo, sintiendo su calor cerca de e ignorando lo demas, a pesar de estar confundido.

Respirando profundamente giro la cabeza a ella , observando su rostro, durmie do plácidamente a su lado. Tantos problemas encima y se veia muy tranquila. Perdida en sus sueños. De alguna manera, se sintio en paz. Una paz que solo duro poco tiempo ya que al menor movimiento de su cuerpo sintio un pequeño detalle.

Su cuerpo estaba demasiado cerca del suyo que sentia su respiración sunir y bajar de forma lenta, rosando su piel.  Ellos estaban más cerca de lo habitual. Sus cuerpos casi se tocaban, y su rostro estaba a solo unos centímetros del suyo.

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