___Saldré a correr un poco..
___ No me esperes.___
Al desaparecer de su vista, el azabache corrió por todos lados sin detenerse. Se alejó de la cálida luz del fuego, sumergiéndose en la oscuridad del bosque. La luz del se desvaneció en la distancia, dejándolo solo con la única luz de la luna, que filtraba débilmente a través de las copas de los árboles. Siendo tragado por la noche.
Su respiración se volvió más agitada. Su corazón latía con una mezcla de miedo y desesperación. El calor que ardía en su interior no disminuía, y su cuerpo seguía tensándose como si estuviera a punto de estallar.
La vegetación crecía más densa a medida que se adentraba en el bosque. Ramas y hojas crujían bajo sus pies, y la tierra parecía absorber cualquier sonido de su respiración. Pero él siguió adelante, sin saber hacia dónde iba. La oscuridad parecía tener una fuerza propia, que se sentía arrastrado por ella, mientras que su mente estaba llena de preguntas, pero no había respuestas.
Se adentra entre los arbustos buscando con desesperación una salida que él sabía, no existía.
La adrenalina corría por sus venas como un río de fuego, quemando cualquier rastro de racionalidad o control que pudiera detenerlo. Sus ojos brillaban con una intensidad feroz, como si estuvieran ardiendo desde adentro. Ya no aguantaba.
De repente el calor leve que tenía, aumentó. Siente un dolor intenso subir por su cuerpo como una ola de fuego envolviendolo como una manta mientras corre. Un dolor que comienza desde las puntas de sus pies, y se extiende lentamente caminando con punzadas hacia arriba, carcomiendo con delicadeza la piel de sus piernas, espalda y pecho. La sensación es casi insoportable, como si su cuerpo estuviera siendo consumido por las llamas del fuego.
Se detiene de golpe, sin poder resistirlo más. Cada paso que daba en el bosque, su cuerpo empezaba a calentarse de una manera increíble, el calor devoraba cada una de sus venas, lastimando ciertas zonas con dolor.
Todo su cuerpo, su piel y su cabeza, estaban ardiendo, como si estuviera en llamas. Sube por su pecho de forma brusca, haciendo que su corazón latiera más rápido, como si estuviera tratando de mantener el ritmo de la punzada de calor, palpitando en todo su cuerpo.
Respiro profundamente, intentando encontrar algún alivio, pero el aire a su alrededor se sentía caliente que solo parecía alimentar el fuego que ardía en su interior.
Corrió de nuevo, desesperado por escapar del calor que le consumía. Sus pulmones ardían, su corazón parecía explotar en su pecho. Todo en él estaba ardiendo de dolor.
Finalmente, llegó al lago y de manera rápida se lanzó al agua, esperando encontrar alivio. El impacto del agua fría lo golpeó como un martillo, sin embargo, fue un alivio momentáneo.
Nado hasta el fondo del lago, buscando más alivio en la oscuridad. Y se quedó allí, inmóvil, intentando calmar su cuerpo y su mente. Pero cuando necesitó salir a respirar, todo empeoró. El aire fresco pareció avivar el fuego que ardía en su interior.
El lago, que había sido un refugio momentáneo, se convirtió en un infierno líquido. El agua parecía estar hirviendo de repente. Sentía que cada gota del agua era una llama que quemaba su interior.
Salió del río con un grito de dolor, como si estuviera siendo quemado vivo. Su cuerpo se sacudió convulsivamente, y sus piel a pesar de tener el pelaje mojado, parecía estar en llamas. Se arrastró hasta llegar a la orilla del río, intentando escapar del agua. Su cuerpo se movía con dificultad, como si estuviera herido.
Finalmente, logró salir del agua y se desplomó en el suelo, girando varias veces en un intento desesperado por aliviar el dolor. Tomó su cuerpo entre sus manos, cerrando los ojos con fuerza, como si así pudiera contener el fuego que le consumía. Su respiración se hizo más agitada. Jadeó con fuerza, sintiendo cómo a cada minuto que pasaba, estaba agonizando. Ya no sabía qué hacer. No sabía qué le estaba pasando. Pero quería pararlo.