CAPÍTULO 19

11 3 3
                                    


Mi corazón se aceleró, me tensé por completo y juro que quise partir su cara cuando lo vi detrás de la puerta. 

—Santiago, necesitamos hablar —responde David ante mis preguntas haciendo un ademán con sus manos porque mi voz estaba ronca, de seguro me escuché muy molesto. 

—No tengo nada que hablar contigo —bufeo—¿Cómo conseguiste mi dirección? —pregunto mirándolo fijamente 

—Por favor —dice en un susurro. 

—Habla —espeto un poco agobiado. 

—¿Puedo pasar? —pregunta tímido a lo que suspiro y hago una seña para que ingrese. —Si vine hasta acá es porque necesito que hablemos de Olivia—dice seco y mi piel se eriza. 

Creí que había olvidado a Olivia, pero esa erizada de piel transmitía miedo, obscuridad y mucha bruma en mi vida. Nada bueno podía venir de ella. 

—¿Acaso ya se aburrió de ti? —pregunto con una pequeña risa. 

—No —dice seco —Necesito tu ayuda. 

—¿En qué? ¿Ser su padrino de casamiento? —pregunto con ironía, definitivamente me ponía de malas. 

—Olivia está embarazada —dice, y siento cómo algo se rompe dentro de mí. Los recuerdos se agolpan en mi mente, como si estuviera viendo una película. Cada conversación, cada momento en que hablamos de la posibilidad de ser "padres" y cómo eso me hacía sentir seguro, convencido de que ella era la mujer con la que quería pasar mi vida, con quien me casaría y formaría una familia. Ella, que fue el amor de mi vida, me estaba quebrando una ilusión nuevamente. 

—Felicidades —respondo sin expresión alguna en el rostro mientras me acomodo en el sofá. Enciendo un cigarrillo porque siento como nace la ansiedad en mi en este momento. 

—Felicidades posiblemente para ti también—dice un poco serio. ¿Qué? 

—¿Por qué a mi? —pregunto riendo por lo bajo. 

—Olivia me contó que antes que viajaras para acá, ella fue al departamento y follaron —su rostro se torna un poco rojo, como si la cólera le recorriera el cuerpo. 

El hijodeputa más grande del mundo. 

—Sí —me encojo de hombros —Pero quita ese papel de "celoso" no tienes moral —ataco porque la hipocresía no iba conmigo. 

—Entonces hay una posibilidad que sea tuyo —responde ignorando lo último. 

¿Qué sea mío? No puede ser ¡El condón! ¡Carajo! 

—Es imposible —doy una carcajada fuerte con un poco de tos por el humo que aún tenía en mi interior. 

—Está la posibilidad —pasa su mano por el rostro como si el tema estuviese agobiándolo —Olivia tiene fecha de parto para 5 meses más, si vine hasta acá es para informártelo y que puedas estar pendiente de esa fecha para realizar el examen de ADN —escupe sin más, mis ojos están abiertos de par en par intentando procesar toda la información. 

—¿Acaso no pudiste llamarme? ¿O hablar con mi madre? —pregunto ignorando todo lo demás, porque no me calzaba que viajara desde Londres exclusivamente a decirme esto. 

—Nos mudamos a la ciudad, por eso vine —dice levantándose del sofá. 

—¿Qué mierda? —le tomo el hombro y lo doy vuelta a mi dirección —¿Acaso no se conformaron con joderme la puta vida y ahora mágicamente se mudan a la misma ciudad donde hui lejos de ustedes? —confieso y la cólera me recorre el cuerpo, sentía dolor, rabia y frustración. Sus ojos me observan  sin mayor expresión. 

Destinos EntretejidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora