Capitulo 22.

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Mientras Naruto luchaba contra Shukaku en las afueras de Konoha, la aldea estaba siendo devastada por la invasión de Orochimaru y sus aliados de la Arena y el Sonido. Las serpientes gigantes invocadas por Orochimaru arrasaban los edificios, y los aldeanos corrían aterrorizados, buscando refugio. Los ninjas de Konoha luchaban con todo lo que tenían para defender su hogar, pero la situación era crítica.

En las calles, Asuma Sarutobi y Kurenai Yuhi coordinaban a los shinobis para evacuar a los civiles y enfrentarse a los enemigos. "¡No podemos dejar que avancen más!" gritó Asuma, cortando con sus cuchillas de chakra a un grupo de ninjas enemigos. "¡Defiendan a la aldea con sus vidas!"

Kurenai, por su parte, utilizaba sus genjutsus para inmovilizar a los invasores. "No retrocedan," dijo, con los ojos llenos de determinación. "Konoha no caerá hoy."

Mientras tanto, en lo alto del edificio del Hokage, el Tercer Hokage, Hiruzen Sarutobi, se encontraba cara a cara con su antiguo alumno, Orochimaru. Ambos se miraron por un momento en silencio, como si estuvieran recordando un tiempo muy distante en el pasado. "No puedo creer que hayas llegado tan lejos, Orochimaru," dijo Hiruzen, con tristeza en su voz. "¿Por qué has elegido este camino?"

"Porque, Sarutobi-sensei," respondió Orochimaru con una sonrisa cruel, "este es el único camino que lleva al poder absoluto. Y tú, viejo... ya no eres más que un obstáculo en mi camino."

Con un gesto, Orochimaru invocó a dos ataúdes, y el Tercer Hokage observó con horror cómo las figuras de los Primer y Segundo Hokages emergían de ellos. "Esto es... ¡Edo Tensei!" exclamó Hiruzen, reconociendo la técnica prohibida. "Has profanado sus tumbas para usarlos como armas... ¡Eres un monstruo, Orochimaru!"

"Eso es lo que hace que sea tan divertido," respondió Orochimaru, lanzando un ataque directo contra su antiguo maestro.

Hiruzen se vio obligado a enfrentarse a sus antiguos mentores, utilizando todas las habilidades que había aprendido a lo largo de su vida. Cada vez que atacaba, los Hokages regeneraban sus cuerpos, y el cansancio comenzaba a pesarle. "No puedo... seguir así," pensó, sintiendo cómo su energía se agotaba. Pero, aunque estaba rodeado por el pasado, no se rendiría.

"¡Jutsu de invocación!" gritó Hiruzen, y con un sello rápido, invocó a Enma, el Rey Mono. La criatura apareció junto a él, transformándose rápidamente en un bastón indestructible. "¡No te dejaré ganar, Orochimaru!" rugió Hiruzen, atacando con todas sus fuerzas.

"Es inútil, Sarutobi-sensei," dijo Orochimaru, su sonrisa ensanchándose. "No puedes detenerme."

Mientras tanto, en las calles de Konoha, los otros ninjas estaban luchando con todas sus fuerzas para proteger a la aldea. Kakashi Hatake y Gai Maito lideraban a sus equipos, enfrentándose a los ninjas de la Arena y el Sonido que intentaban abrirse camino hacia el centro de la aldea.

"¡Gai, necesitamos detenerlos aquí!" gritó Kakashi, lanzando un Chidori que atravesó a uno de los enemigos.

"No hay necesidad de decirlo dos veces, Kakashi," respondió Gai, activando la técnica de los Ocho Portones y lanzándose a la batalla con su increíble velocidad y fuerza. "¡No dejaremos que pasen!"

Los demás ninjas, inspirados por la valentía de sus superiores, continuaron luchando sin descanso, usando todo su arsenal de jutsus para mantener la invasión a raya. El poder combinado de Konoha era evidente, y, aunque estaban siendo atacados desde todos los ángulos, se negaban a ceder un solo paso.

Naruto: El Shinobi MalditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora