"Seré el más fuerte", se prometía a sí mismo, casi como un mantra. No porque deseara poder, sino porque necesitaba una razón para seguir. Para Ryomen Sukuna, la humanidad había sido un error que merecía ser destruido. Pero Naruto... Naruto no sabía...
Naruto se despertó al amanecer, aún sobre la cabeza del Cuarto Hokage. Se sentía inquieto, el encuentro con Sukuna en su mente siempre lo dejaba agotado. Pero hoy era un día importante: sería asignado a un equipo de ninjas. No esperaba mucho, pero tenía curiosidad por saber con quién le tocaría trabajar. **El propósito**, como lo había llamado Sukuna, aún no estaba claro, pero sabía que este paso sería crucial.
Al llegar a la Academia, Naruto notó las miradas habituales, pero las ignoró. No valía la pena gastar energía en gente que no lo comprendía. La sensación de ser observado era constante, pero ahora, más que nunca, debía enfocarse en lo que vendría.
En la sala, Iruka se encontraba de pie frente a todos, llamando a los estudiantes por sus equipos. "Equipo 7: Naruto Uzumaki, Sakura Haruno, Sasuke Uchiha. Su líder será Kakashi Hatake."
Naruto levantó una ceja. Sasuke Uchiha... "El prodigio", pensó con una mezcla de irritación y curiosidad. Los rumores sobre él eran interminables, y todos lo veían como el próximo gran ninja de Konoha. Por otro lado, estaba Sakura, una chica a la que Naruto apenas había prestado atención, pero que parecía inteligente, aunque centrada en Sasuke.
Cuando el equipo se reunió por primera vez, la tensión era palpable.
"Naruto," comenzó Sakura, con un tono casi de advertencia, "sé que tienes mala fama, pero no vayas a arruinar esto."
Naruto solo sonrió con molestia, mostrando los tatuajes negros que adornaban su rostro y su cuerpo. Los ojos adicionales que aparecían a veces, los ojos de Sukuna, aún eran algo que prefería ocultar. No necesitaba más problemas de los que ya tenía.
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Sakura solo pareció incomoda al ver esta nueva apariencia de Naruto, que parecía controlar a voluntad.
Sasuke, con sus manos en los bolsillos, lo observaba con frialdad. "No me estorbes."
Naruto sintió la rueda de ocho hojas girar lentamente en su mente. No era solo un símbolo, era una herramienta que le permitía comprender a su oponente. Y aunque no había intercambiado golpes con Sasuke aún, podía sentir la arrogancia del Uchiha, como si todo el mundo estuviera debajo de él.
Kakashi llegó tarde, como era habitual, y los llevó a un tejado para conocerse mejor.
"Vamos a presentarnos", dijo Kakashi, sin mostrar mucho interés. "Digan lo que les gusta, lo que odian, sus sueños."
Sasuke fue el primero en hablar. "No tengo interés en nada, excepto en restaurar el honor de mi clan y... matar a cierto hombre."
