Capitulo 24.

263 27 1
                                    

Después de la invasión y la devastación que dejó el ataque de Orochimaru, la aldea de Konoha comenzó lentamente a reconstruirse. Los ninjas y aldeanos trabajaban incansablemente para reparar los edificios dañados y asegurar que la aldea pudiera volver a su estado de fortaleza. El ambiente era uno de esperanza y determinación, aunque aún se sentía la tristeza por la pérdida del Tercer Hokage.

Naruto abrió lentamente los ojos en la cama del hospital, su cuerpo todavía adolorido por las heridas de la batalla. A su alrededor, la luz suave de la habitación iluminaba las vendas que cubrían su cuerpo, un recordatorio silencioso de la lucha que había tenido con Gaara y de la fuerza que tuvo que usar para liberar a Sukuna.

Al intentar incorporarse, sintió un fuerte dolor en el abdomen y dejó escapar un quejido. "Demonios... realmente me dieron una paliza," murmuró, tratando de recordar cómo había terminado en ese lugar.

"¡Naruto, por fin despertaste!" exclamó Sakura, entrando apresuradamente a la habitación. Sus ojos estaban llenos de alivio, pero también había una sombra de preocupación en ellos.

Naruto sonrió débilmente. "Supongo que di bastante pelea, ¿eh?" bromeó.

Sakura asintió, aunque su expresión se volvió más seria. "Sí, pero deberías haberte cuidado más. Siempre te lanzas a lo peligroso sin pensarlo dos veces."

"Es que... no podía quedarme atrás," respondió Naruto, y sus pensamientos volvieron a la conversación que tuvo con Sukuna y el nuevo poder que había comenzado a explorar.

"Sakura-chan," dijo Naruto, intentando sonreír, pero cuando vio su expresión preocupada, supo que algo iba mal. "Oye, ¿qué está pasando? ¿Por qué todos se ven tan... tristes?"

Sakura bajó la mirada, incapaz de encontrar las palabras adecuadas. "Naruto... hay algo que necesitas saber," comenzó, su voz temblaba un poco. "Durante la invasión... el Tercer Hokage..."

Naruto sintió un nudo formarse en su estómago. "¿Qué pasó con el viejo Hokage?" preguntó, su voz apenas un susurro.

Sakura respiró hondo antes de continuar. "Él... él murió. Orochimaru lo mató durante la batalla."

La habitación se quedó en silencio mientras las palabras de Sakura se hundían en la mente de Naruto. "No... no puede ser," murmuró, su voz baja. "¡No! ¡El viejo Hokage era uno de los más fuertes! ¡No podía morir así!"

Sakura se acercó para consolarlo. "Lo siento, Naruto," dijo con suavidad. "Sé que era importante para ti."

Naruto apretó los puños con tanta fuerza que las uñas se le clavaron en la piel. "¿Por qué... por qué siempre tiene que ser así?" Dijo. "¿Por qué siempre pierdo a las personas que me importan?"

Naruto pasó varios días en el hospital, intentando asimilar la noticia de la muerte del Tercer Hokage. En su mente, aunque ese maldito viejo le oculto la verdad de sus padres recordó los momentos en que el viejo Hokage lo había tratado con amabilidad, la forma en que siempre lo miraba con una mezcla de sabiduría y paciencia. "Dijiste que siempre estarías ahí para protegerme," murmuró Naruto para sí mismo, "¿Por qué tuviste que irte sin siquiera decirme la verdad.?"

Un día, mientras Naruto se encontraba sumido en sus pensamientos, Jiraiya entró a la habitación, observando al joven shinobi en silencio por unos momentos. "No es fácil, ¿verdad?" dijo finalmente, su tono era más suave de lo habitual. "Perder a alguien que significa tanto para ti."

Naruto: El Shinobi MalditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora