Capitulo 16.

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"Este es mi destino," se dijo a sí mismo mientras realizaba ejercicios de resistencia, levantando enormes rocas y corriendo largas distancias por los bosques de Konoha. "Voy a demostrar que soy más que el chico con un demonio dentro. Soy Naruto Uzumaki, y nadie me subestimará jamás."

Jiraiya no le daba tregua. El entrenamiento físico de Naruto comenzó con algo tan básico como correr alrededor de Konoha, pero con el tiempo, Jiraiya añadió pesas a sus piernas y brazos. "Esto te enseñará a moverte incluso cuando estés cansado," le explicó. "Un verdadero ninja debe ser capaz de luchar incluso cuando su cuerpo está al borde del colapso."

Al principio, Naruto se desplomaba cada pocos metros, sus músculos ardían y su respiración era entrecortada. "No puedo... seguir..." jadeaba.

"No puedes rendirte," respondía Jiraiya, siempre implacable. "¿Crees que los enemigos te darán un respiro en medio de una batalla? ¡Levántate y sigue corriendo!"

Naruto apretaba los dientes y se levantaba, impulsado por la voz de Jiraiya y su propia determinación. Poco a poco, sus músculos se fortalecieron, y cada día podía correr más rápido y durante más tiempo. A medida que pasaban las semanas, incluso comenzó a disfrutar del dolor, porque sabía que era una señal de que estaba volviéndose más fuerte.

"Este es el Naruto que siempre debí ser," se dijo, mientras sentía cómo su velocidad aumentaba con cada paso.

Una tarde, Jiraiya decidió que era hora de que Naruto trabajara en controlar a sus shikigamis más avanzados. "Ya has demostrado que puedes invocar a Nue y Orochi," le dijo. "Pero la verdadera prueba será demostrar que puedes manejar más de un shikigami a la vez."

Naruto se sentó, cerrando los ojos y concentrándose en su chakra. Poco a poco, sintió la presencia de Gamma, el sapo, y lo llamó desde su sombra. La enorme criatura apareció, observando a Naruto con sus ojos dorados.

"Has mejorado," croó Gamma. "Pero todavía hay mucho que aprender."

Naruto sonrió. "Entonces, ¿qué tal si me enseñas?"

Gamma lo atacó sin previo aviso, golpeando el suelo con su lengua y enviando a Naruto volando hacia atrás. Jiraiya no intervino, permitiendo que su alumno aprendiera a enfrentarse a la poderosa fuerza de su propio shikigami. "Un verdadero ninja debe adaptarse a cualquier situación," pensó Jiraiya. "Debe ser capaz de hacer suya la fuerza de aquellos que lo rodean."

Cada día, Naruto se enfrentaba a Gamma, y cada día aprendía un poco más sobre cómo moverse, cómo esquivar y cómo anticipar los ataques de su shikigami. Finalmente, llegó el día en que Gamma lo atacó, y Naruto se quedó de pie, sin moverse, dejando que la lengua del sapo se enroscara alrededor de su cuerpo.

"Ahora eres mío," dijo Gamma, sonriendo.

"Eso crees," respondió Naruto, y en un abrir y cerrar de ojos, utilizó "Desmantelar" para liberarse, cortando la lengua de Gamma lo suficiente como para escapar. "He aprendido tus movimientos, Gamma. Ahora, ¡lucharemos juntos!"

Gamma se echó a reír, liberando a Naruto y desapareciendo en su sombra. "Muy bien, mocoso. Has demostrado tu valía."

Jiraiya decidió que la última semana de entrenamiento de Naruto sería dedicada a perfeccionar la invocación y control de los shikigamis restantes.

Naruto: El Shinobi MalditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora