CAPITULO 25

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Dos días más tarde oficialmente tenía su primera cita con Hinata Hyuga, heredera del prestigioso clan Hyuga.

En realidad no era nada del otro mundo, ella iba vestida como siempre y él también, la única diferencia es que por primera vez no se veían a escondidas, y que en lugar de ser en casa de Sasuke la reunión se llevó a cabo en la mansión de Hinata. Solo eso, tan pequeño detalle que Sasuke estaba incluso más nervioso. En esta ocasión la tenía cerca pero al mismo tiempo se sentía tan distante. Las manos le hormigueaban de la necesidad de tocarla, de besarla, de abrazarla. Pero había tantos Hyugas pululando a su alrededor que era imposible si quiera decirle cuanto la quería.

Dos largas horas dónde casi nada se dijo, se hacían preguntas sosas que ninguno de los dos quería saber la respuesta puesto a que ya las sabían. Tal vez está etapa sería el obstáculo más grande.

Después de una semana de conocer miembros del clan Hyuga que en toda su corta vida no había ni visto, y que si lo hubiese hecho no los podría distinguir, todos lucían igual, tuvieron su primera cita fuera.

Era lo último y Sasuke sentía pavor de fallar a estás alturas. Sentía que cualquier cosa que dijera lo podría arruinar y si ya era callado, en esa casa se convertía en casi una tumba.

— Esto es una locura — el silencio después de salir de la mansión para dirigirse al pueblo se alargó durante 10 minutos. No quería, ni de broma, arruinar todo su trabajo, por lo mismo, así tuviera que mirar a todas direcciones como un idiota, debía de asegurarse que nadie estuviera cerca cuando empezara a ser él mismo.

Hinata soltó una risita burlona — Pero ya podemos estar solos — y mostrarse. En realidad ella nunca lo dijo, pero estar en la casa de Sasuke siempre le causaba cierta ansiedad. Lo único que le daba un poco de paz era que el distrito Uchiha estaba un poco alejado del distrito Hyuga, de hecho estaban de extremo a extremo, los Hyugas deberían de cruzar toda la aldea para poder ver así la casa de Sasuke y a su vez la cantidad de edificios y personas de la aldea distrorciobaban la visión que pudieran tener de ese lugar, por eso y por el hecho de que era un lugar abandonado, los Hyugas no desperdiciaban su chakra en intentar vigilar al distrito Uchiha. Pero uno nunca sabía y cada vez que ella estaba ahí corría riesgo. Por eso entendía como se sentía Sasuke, aunque no lo hacía menos gracioso.

— ¿En serio todo esto es necesario?

— Sí — fue su corta respuesta, al menos para ella, porque lo normal era hacer el compromiso y poner fecha de la boda la cual normalmente no era más de seis meses, su padre realmente quería que ella tuviera una oportunidad de estar enamorada antes del matrimonio — me contó mi papá de tu insistencia.

— Y no logré nada — al contrario, por poco lo arruinaba.

— ¿Pues como se te ocurrió?

— Son negocios y tú padre parece trata todo como si estuviera cerrando uno — quien diría que decidiría ser un buen padre a estás alturas. Eso debía ser mala suerte, estaba seguro de que si Hinata hubiese elegido a Naruto, Hiashi no se pondría en ese plan.

— Bueno, sí, pero me hace feliz. Creo que para él ya es mucho el concertar me un matrimonio sin darme la oportunidad de ser yo quien escoja a la persona que estará a mi lado, aún cuando él no sepa que yo ya te elegí a ti hace mucho tiempo.

Sasuke la regresó a ver dejando que ella viera por primera vez una sonrisa pícara. Ese era el privilegio de ser ella, tenía el derecho de ver cada faceta que el ocultaba a los demás.

— ¿Mucho tiempo?

Hinata enrojeció — sí, mucho tiempo.

— ¿Cuánto?

ARREPENTIMIENTO II-BDonde viven las historias. Descúbrelo ahora