Cap. 39

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Hoy fue un día tranquilo para el grupo. Decidieron explorar un pequeño pueblo costero después de una mañana nublada, donde recorrieron las calles adoquinadas, visitaron una cafetería y se rieron con las ocurrencias de Louis, que se compró un sombrero ridículo. Después de caminar por el pueblo, terminaron en una playa cercana, donde se sentaron a disfrutar del paisaje y la calma del mar. La tarde fue relajada, llena de momentos de silencio compartido, bromas suaves y una conexión que los unía aún más. Al regresar a casa, Zayn sorprendió a todos con unos sándwiches para la cena, y terminaron la noche jugando a las cartas, riéndose de las apuestas tontas. Un día sencillo, pero cargado de anécdotas futuras.

La luna se alzaba sobre el horizonte de Marbella, cubriendo la casa con una luz suave y plateada. El día había sido agotador pero inolvidable, y el eco de las risas aún resonaba en las paredes mientras los chicos terminaban de cenar, cada uno sumido en sus propios pensamientos.

Olivia estaba recostada en una de las hamacas que colgaban en la terraza, observando el cielo nocturno, que parecía extenderse infinitamente sobre el mar. La brisa marina jugaba con su cabello, y el sonido de las olas la envolvía en una paz extraña, como si el día entero hubiera sido un sueño del que no quisiera despertar.

Pero no podía dejar de pensar en lo que había sucedido con Niall. Sus labios aún ardían con el recuerdo de su beso, y aunque se sentía emocionada, una sombra se cernía sobre su corazón. Sabía que, tarde o temprano, la situación con Zayn saldría a la luz. Parecía que, desde la última charla con él, no había terminado toda la tensión entre ellos.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando una figura apareció en el marco de la puerta. Era Harry, con una expresión seria que no combinaba con su usual sonrisa despreocupada.

—¿Todo bien? —preguntó él, caminando hasta donde ella estaba, acomodándose en la hamaca de al lado.

Olivia asintió, aunque no estaba segura de cuánto de eso era verdad.

—Sí, solo pensaba en... bueno, en todo —respondió, mirando de nuevo hacia el mar.

Harry se rió suavemente, pero había algo más detrás de su risa, una preocupación que Olivia percibía en su mellizo desde hacía un tiempo. Sabía que Harry también estaba lidiando con sus propias emociones, sobre todo ahora que el X Factor había comenzado a cambiar sus vidas.

—Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿verdad? —dijo Harry, estirando una mano para tocar la de Olivia, dándole un apretón cálido.

Ella sonrió. —Lo sé. Es solo... complicado.

Harry asintió, sabiendo que no debía presionarla más. Ambos se quedaron en silencio, compartiendo la calma de la noche. No era necesario hablar, porque, después de todo, ellos siempre habían tenido esa conexión que iba más allá de las palabras.

El sonido de pasos acercándose por la terraza los hizo girar a ambos. Era Niall, que apareció con una sonrisa relajada, aunque sus ojos buscaban a Olivia con una intensidad que no había podido disimular desde el beso.

—¿Interrumpo? —preguntó, aunque ya sabía la respuesta.

Harry se levantó con una sonrisa astuta. —Para nada, justo estaba por dejarla descansar. Nos vemos mañana, Liv.

Cuando Harry desapareció hacia el interior de la casa, el ambiente entre Niall y Olivia se volvió denso, cargado de una electricidad que ambos sentían pero ninguno estaba dispuesto a mencionar en ese momento.

Niall se sentó en la hamaca que había dejado Harry, observando el mar en silencio por un momento antes de hablar.

—No puedo dejar de pensar en lo de ayer—confesó, su voz suave pero llena de significado.

Ojos Color Cielo. [Niall Horan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora