Cap. 57

4 0 0
                                    

El domingo temprano, con el cielo apenas clareando, Olivia, James y Vanessa se acomodaron en el auto del padre de James, listos para emprender su emocionante viaje hacia Londres. El maletero estaba repleto de maletas y bolsas, cada una cargada con la expectativa de una semana llena de aventuras. Desde el primer momento, la atmósfera en el coche estaba impregnada de una energía vibrante. Risas, bromas y comentarios sobre lo que harían al llegar a la gran ciudad mantenían a todos emocionados, mientras la carretera se desplegaba ante ellos, prometiendo casi tres horas y media de camino.

Olivia, situada en el asiento trasero, no tardó en relajarse con un libro entre las manos. Sabía que, aunque el viaje sería entretenido con sus amigos, también le gustaba perderse en la lectura cuando tenía la oportunidad. Para este viaje, había decidido llevar "La ladrona de libros" de Markus Zusak, un libro que la había cautivado desde la primera vez que lo leyó. Aunque ya conocía la historia de memoria, le encantaba volver a sumergirse en las aventuras de Liesel Meminger, una niña que encuentra consuelo en los libros en medio del caos de la Segunda Guerra Mundial.

Mientras leía, la voz de la Muerte, que narra la historia en el libro, se fue apoderando de sus pensamientos, transportándola a esa atmósfera gris y dura de la Alemania nazi. Las palabras resonaban en su mente mientras Olivia imaginaba a Liesel robando libros para escapar de la realidad. Era una lectura que siempre la hacía reflexionar sobre el poder de las palabras y la capacidad de la literatura para sanar, incluso en los tiempos más oscuros.

De vez en cuando, Olivia levantaba la vista del libro y miraba por la ventana, observando cómo el paisaje rural iba dando paso a autopistas más transitadas y urbanizadas a medida que se acercaban a Londres. Los campos verdes, característicos de los alrededores de Holmes Chapel, comenzaban a desaparecer, siendo reemplazados por edificios y carreteras más concurridas. Sin embargo, la lectura la envolvía de nuevo, y Olivia volvía a perderse en las páginas. El suave ronroneo del motor y las conversaciones animadas de James y Vanessa en los asientos delanteros parecían un murmullo distante en comparación con el mundo ficticio en el que se había sumergido.

—¡Olivia! —la llamó James, sacándola de su ensoñación—. ¿Qué estás leyendo esta vez?

La ladrona de libros, otra vez —respondió ella, con una sonrisa tímida—. No puedo evitarlo, me encanta.

Vanessa se giró para mirarla con una sonrisa divertida.

—No te cansas de ese libro, ¿verdad? —bromeó—. Vas a terminar robando libros como Liesel.

Olivia soltó una risa ligera y sacudió la cabeza.

—Si tuviera el valor, tal vez lo haría. Pero prefiero comprarlos legalmente.

El trío se rió ante el comentario, mientras James comentaba algo sobre lo impresionante que sería robar un libro en pleno Londres, justo en una de las grandes librerías. La conversación derivó en historias ficticias sobre robos literarios y aventuras urbanas, pero Olivia pronto volvió a su lectura, mientras el auto continuaba su recorrido. Sentía que esos momentos, compartidos entre la realidad y la ficción, eran lo que hacían sus viajes tan especiales. La combinación de la expectativa por llegar a su destino y la posibilidad de vivir mil vidas a través de los libros.

Mientras el coche seguía avanzando por las carreteras hacia la capital, Olivia notaba cómo su emoción crecía. Londres siempre había tenido un aire mágico para ella. La idea de pasar allí la última semana de sus vacaciones, explorando la ciudad con Niall, Vanessa y James, era simplemente perfecta. Las calles llenas de vida, los parques verdes, las cafeterías escondidas, todo era una invitación a nuevas aventuras. Además, estaba la expectativa de ver a Niall nuevamente, algo que la llenaba de una calidez indescriptible.

Ojos Color Cielo. [Niall Horan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora