Cap. 55

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Olivia estaba decidida a aprovechar cada momento que quedaba de sus vacaciones. Era viernes 20 de agosto, y con poco más de una semana antes de regresar a la rutina escolar, se sentía más viva que nunca, lista para disfrutar todo lo que estuviera a su alcance. Esta noche sería especial: por primera vez, ella y su banda tocarían en una ciudad distinta a Holmes Chapel. Congleton sería el destino de su primer show fuera de su zona habitual, lo que añadía un nivel de emoción y nerviosismo extra. La fecha la había conseguido Jake, gracias a su tío, un productor musical que había hecho algunos contactos en la ciudad.

Tocar en una ciudad nueva siempre había sido un objetivo para la banda. Durante meses, entre ensayos y pequeños conciertos locales, habían fantaseado con la idea de expandirse, de llevar su música a otros lugares y probar suerte frente a un público diferente. Ahora, ese momento finalmente había llegado, y la realidad de la situación comenzaba a caer sobre ellos. La mezcla de anticipación y ansiedad se palpaba en el aire mientras se preparaban para el viaje.

Jake, que siempre se mostraba confiado, bromeaba sobre cómo había convencido a su tío de conseguirles esta oportunidad. "Solo le dije que somos la mejor banda de Holmes Chapel, y que era hora de que el mundo lo supiera," dijo, soltando una carcajada. Sam y Ethan le siguieron el juego, como siempre, pero Olivia sabía que detrás de esa actitud despreocupada, Jake también sentía la presión. No solo era su primera vez tocando en una ciudad nueva, sino que esta oportunidad se la debían a su familia. Era un gran paso para todos.

La emoción comenzó desde el momento en que cargaron los instrumentos en la furgoneta. Cada acordeón, cada cable, y cada guitarra parecía tener más peso esta vez. La carretera hacia Congleton estaba bañada por los últimos rayos del sol veraniego, y en la furgoneta, la música a todo volumen y las conversaciones triviales hacían que el viaje se sintiera como una miniaventura. Olivia, con su cabello movido por el viento, observaba el paisaje y no podía evitar sonreír. Sabía que este era un momento que recordaría para siempre.

Mientras la furgoneta avanzaba por la carretera, los paisajes de las afueras de Holmes Chapel lentamente comenzaron a cambiar. Congleton, aunque no era una gran ciudad, se sentía diferente. El ambiente rural del pueblo donde vivían se fue transformando en algo un poco más animado y vibrante a medida que se acercaban a su destino. Los campos verdes que rodeaban la carretera eran interrumpidos por casas de ladrillo rojo con techos inclinados, algunas dispersas en el horizonte y otras agrupadas en pequeños vecindarios que parecían sacados de postales.

Olivia miraba por la ventana, admirando la nueva atmósfera. En la distancia, se vislumbraban las colinas que rodeaban la ciudad, y el cielo azul se mezclaba con las nubes que se iban tornando rosadas al caer la tarde. A lo lejos, el río Dane serpenteaba entre árboles frondosos, añadiendo una tranquilidad pintoresca al lugar. Congleton no era una ciudad grande, pero tenía un encanto peculiar. Las calles, cada vez más cercanas, estaban salpicadas de tiendas familiares, pequeños pubs con ventanas de cristal manchado y cafés que aún mantenían sus puertas abiertas.

A medida que se adentraban en el centro de la ciudad, el bullicio aumentaba. El sonido de los autos y el murmullo de la gente paseando por las calles le daba a Olivia la sensación de que, aunque no era un lugar inmenso, Congleton tenía vida propia. Las luces de los escaparates y los carteles de neón de los pubs comenzaban a encenderse, tiñendo las calles de colores cálidos mientras el sol empezaba a desaparecer.

La furgoneta finalmente se detuvo frente al lugar donde tocarían: un bar local de tamaño considerable llamado The Golden Fox, que destacaba por su fachada de ladrillo oscuro y un gran cartel iluminado con letras doradas. Olivia lo observó detenidamente mientras bajaba de la furgoneta. El bar tenía una vibra un poco más moderna que los pubs a los que estaban acostumbrados en Holmes Chapel. Las ventanas grandes permitían ver parte del interior, donde algunas mesas de madera oscura y sillas altas ya estaban siendo ocupadas por clientes que se preparaban para una noche de música y cervezas.

Ojos Color Cielo. [Niall Horan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora