Cap. 45

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El sol asomaba en el horizonte, pintando el cielo con tonalidades anaranjadas y rosadas. Era el amanecer de un nuevo día en Marbella, y la casa comenzaba a cobrar vida lentamente. Los chicos se habían propuesto disfrutar cada segundo de esta última semana juntos antes de enfrentarse a lo que sería la prueba más importante de sus vidas hasta ahora: la presentación en la casa de los jueces. Olivia los miraba a todos con una mezcla de orgullo y nostalgia, sabiendo que si todo salía bien, estos momentos de calma serían cosa del pasado.

— ¡Buenos días, dormilones! —exclamó Louis, irrumpiendo en la sala de estar mientras los demás se desperezaban poco a poco.

Harry fue el primero en levantarse, aún con los ojos medio cerrados. Niall, que estaba sentado en el sofá con una taza de té en la mano, sonrió al verlo y dijo:

— Hoy va a ser un buen día. Paddle surfing, ¿quién está listo?

— ¡Yo nací listo! —gritó Zayn desde la cocina, sosteniendo una tostada en la mano.

Olivia, que ya estaba completamente vestida y lista, se apoyó en la puerta del salón y los observó con una sonrisa.

— Ya que no podemos cambiar lo que viene, más vale que hagamos de este día algo memorable, ¿no creen?

Los chicos asintieron enérgicamente, animados por la idea de pasar el día en el mar, alejados por un rato de los ensayos y las presiones. El paddle surfing les permitiría relajarse, reír y, quizás, olvidar temporalmente lo que estaba en juego.

Una vez que todos estuvieron listos, con trajes de baño puestos y mochilas cargadas con toallas y protector solar, salieron de la casa. El calor del sol matutino acariciaba su piel mientras caminaban hacia la tienda de alquiler de tablas.

— ¡Mira a ese tipo! Parece que lo hace fácil —comentó Liam señalando a un hombre en el agua que se mantenía en equilibrio sobre su tabla sin problemas.

— Seguro que nosotros terminamos todos en el agua en menos de cinco minutos —bromeó Harry, ganándose la risa de todos.

Una vez en la tienda, el encargado los recibió con una sonrisa amistosa. Olivia se acercó al mostrador mientras los chicos observaban las tablas que colgaban en la pared.

— Necesitamos seis tablas, por favor —pidió Olivia.

El encargado, un hombre mayor con una barba gris, asintió y les explicó lo básico: cómo pararse en la tabla, mantener el equilibrio, y remar. Parecía sencillo en teoría, pero ya se imaginaban que no lo sería tanto una vez estuvieran en el agua.

— Suerte, chicos. ¡No olviden que la clave está en las piernas! —les dijo el hombre antes de despedirlos.

Cargaron las tablas hacia la playa, cada uno haciendo su mejor esfuerzo para no perder el equilibrio antes de siquiera entrar al agua. El sonido de las olas rompiendo contra la orilla les daba la bienvenida a un día que prometía risas, diversión y más de una caída aparatosa.

— Vamos, chicos, ¡al agua! —exclamó Louis, siempre el primero en lanzarse a la aventura.

El grupo caminó hacia el mar, sintiendo la fría agua contra sus pies mientras avanzaban más profundo. Las tablas flotaban a su lado mientras todos se preparaban para remar un poco más adentro, donde el agua era más tranquila y podrían disfrutar mejor de la actividad.

Olivia, quien había logrado subirse a su tabla primero, sonrió al ver a los chicos esforzándose por mantener el equilibrio.

— ¡Vamos, que no es tan difícil! —los animó, aunque sabía que en cualquier momento ella también terminaría en el agua.

Ojos Color Cielo. [Niall Horan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora