Capitulo XXXI | En Casa

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El sol apenas comenzaba a asomarse por el horizonte cuando Applejack abrió los ojos. El cansancio seguía pesando en sus músculos, pero su instinto la empujaba a levantarse. Con cuidado, se deslizó fuera de la cama, asegurándose de no hacer ruido que perturbara el sueño de Rarity, que yacía en el lado opuesto, su respiración tranquila y acompasada. Applejack la miró por un momento y una leve sonrisa afloró en sus labios.

La noche anterior no había tenido ni tiempo ni fuerzas para cambiarse, y ahí estaban ambas, con sus atuendos de la velada anterior, ahora arrugados por el sueño. Sin encender la luz, Applejack cruzó la habitación de Rarity hasta el pequeño baño adyacente. Cerró la puerta detrás de sí antes de encender la luz suave del espejo.

El traje que llevaba puesto no era parte de ella, no como lo eran sus botas y sus jeans. Sin embargo, lo trató con un cuidado casi reverencial mientras se lo quitaba, doblando cada parte con esmero. No quería que se dañara, por mucho que prefería su ropa habitual. Cuando terminó, se colocó la camisa a cuadros que había llevado antes del evento, acomodándose el sombrero en su cabeza con un suspiro satisfecho. Eso estaba mejor.

Salió del baño en silencio, el traje doblado en sus manos. Miró a Rarity una última vez antes de abrir la puerta lentamente, y se escabulló al pasillo. Afuera, colocó el traje sobre el mueble que estaba cerca de la puerta, dejando una pequeña nota sobre él.

Bajó las escaleras de la casa con pasos ligeros. Al acercarse a la salida, se detuvo al ver a dos figuras ya despiertas. Reginald y Beatrice, ambos estaban sentados en la barra de la cocina, aún en sus batas para dormir, disfrutando de un desayuno temprano a tés de comenzar sus labores. Beatrice fue la primera en notar a Applejack, y una sonrisa cálida cruzó su rostro.

— ¡Buenos días señorita Applejack! — la saludó con la familiaridad de quien ha compartido varias mañanas como esa — ¿Te gustaría unirse a nosotros para desayunar? — pregunto

Applejack negó con una sonrisa, levantando una mano.

— No, gracias. Agradezco mucho la oferta, pero tengo que regresar a la granja... Tengo algunas cosas que hacer —

Reginald, que observaba la conversación mientras daba un sorbo a su café, intervino.

— En ese caso, puedo llevarte a Sweet Apple Acres. Vamos —

Applejack sonrió agradecida, pero sacudió la cabeza.

— Muchas gracias Reginald, pero no quiero molestar, además prefiero caminar. El aire fresco me vendrá bien para despejarme un poco —

Reginalda asintió, aceptando la decisión.

— Como guste. Buen viaje de regreso, entonces —

— Gracias Reginald. Que tengan un buen día ustedes también — dijo Applejack inclinando ligeramente el sombrero antes de dirigirse a la puerta

Los dos empleados le devolvieron la despedida mientras ella salía al amanecer, el aire fresco golpeando su rostro en cuanto cruzó el umbral. El sol apenas había despuntado, y Applejack sabía que le esperaba un tranquilo camino de regreso hasta Sweet Apple Acres.

El aire fresco de la mañana acompañaba a Applejack mientras caminaba, el sonido de sus botas sobre el camino era lo único que rompía el silencio a esa hora. El sol comenzaba a ganar fuerza, tiñendo el cielo de un suave tono dorado.

Al llegar a la granja, el familiar aroma a café recién hecho y manzanas asadas flotaba en el aire. Al cruzar la puerta principal, vio a su hermano, Big Mac, ya levantado, moviéndose tranquilamente en la cocina. Con su típico andar relajado, Big Mac estaba ocupado cocinando tocino, mientras la tetera silbaba suavemente en la estufa.

Cosas Del Amor: "Por Primera Vez" | Rarijack (1/3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora