Cap 9 : Abriendo el corazón?

4 0 0
                                    

Mi mente seguía repasando el caos de la mañana, mientras el agua seguía goteando de mi cabello empapado

Ivar... siempre lograba descolocarme

Ahora, con el vestido aún húmedo, me preguntaba si la incomodidad que sentí cuando sus ojos se posaron en mí era más por vergüenza o por algo que prefería no nombrar.

La cena ya estaba casi lista cuando el rey hizo su aparición, interrumpiendo todo el proceso.

Con su presencia imponente, el aire pareció cambiar en la sala

Todos se inclinaron en su dirección, y yo me apresuré a limpiar mis manos, todavía frías del agua. Pero en lugar de sentarse a la mesa, el rey habló con su habitual tono autoritario.

-Xacnia, deja que otra sirvienta se ocupe de la cena -dijo sin preámbulos-. Sígueme.

Sin hacer preguntas, dejé los utensilios y lo seguí, sintiendo las miradas de los otros sobre mí.

¿Qué podría querer?

Mis pies apenas hacían ruido sobre el suelo de piedra, mientras trataba de mantenerme en calma

Caminamos por los pasillos silenciosos del castillo, y cuando llegamos a un gran ventanal, el rey se detuvo y miró hacia afuera.

-Hay un señor que necesita aire fresco -dijo sin mirarme-. Quiero que lo lleves a la cascada. Es un lugar adecuado para... reflexionar.

Me quedé en silencio, sabiendo que mis preguntas no serían bienvenidas

Asentí, esperando instrucciones más específicas, cuando una figura conocida apareció en mi visión periférica

Ivar

-Aquí está -dijo el rey-. Él es el caballero.

Mi corazón dio un vuelco involuntario, y los recuerdos de la mañana invadieron mi mente. Ivar me miró de nuevo, esta vez con una expresión más seria

El rey nos observó a ambos por un momento antes de continuar.

-Llévalo y asegúrate de que el viaje sea provechoso. -Sin más, se retiró.

Me quedé un momento en silencio, procesando lo que acababa de ocurrir

Ivar, por su parte, solo me observaba con esa mirada enigmática.

-Parece que tenemos otro paseo juntos -dijo finalmente, rompiendo el silencio.

Ivar se acercó un paso más, sin dejar de observarme. Su presencia, tan tranquila y, al mismo tiempo, cargada de una tensión que no podía identificar del todo, hizo que me removiera en mi sitio.

-No tienes que hacerlo -dijo con una voz baja, casi susurrante.

Mi mirada se alzó para encontrarse con la suya. Había algo extraño en su tono, algo que no podía descifrar. ¿Era una advertencia? ¿O un simple gesto de cortesía? No podía saberlo.

-Es una orden -respondí más rápido de lo que pretendía, casi como un reflejo.

Ivar sonrió, pero la sonrisa no llegó a sus ojos. Parecía analizarme, buscando algo en mi rostro. ¿Qué quería de mí?

-Claro, las órdenes son algo que no se cuestionan -dijo, sin quitarme la vista de encima-. Pero parece que te incomoda estar a solas conmigo.

Mi corazón dio otro vuelco. ¿Tan transparente soy? Me mordí el labio antes de responder, tratando de mantener una fachada serena.

-No es eso -mentí-. Es solo que... el día ha sido largo.

Ivar inclinó la cabeza, como si mi respuesta no le convenciera del todo, pero no insistió. En su lugar, comenzó a caminar hacia la salida, y tuve que apresurarme para seguirle el paso.

El Mismo Temperamento +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora