—¿Eres tonta, Alía? ¿Cómo no puedes estar feliz? Estás nominada a actriz del año. Por fin, todas las noches de trasnocho para grabar y viajes a Dios sabe dónde, estás recogiendo los frutos—, dijo Sofía, quien estaba feliz e incluso más eufórica que la misma Alía.
—Amiga, por favor, no es para tanto. Sé que es uno de los mejores premios, pero lo más importante es que tengo a mi familia bien—, decía una Alía pensativa.
—Mi familia es lo más fundamental, incluso más que eso—, terminó de decir para mirar a Sofía. Las chicas se estaban alistando para salir al centro comercial, tenían que comprar las cosas para poder tener todo para la ceremonia que se realizará en una semana.
Alía había ido a visitar a su madre unos días atrás y se llevó la sorpresa de que esta estaba con las viejas brujas de sus amigas, envidiando su vida con Samuel y también ya planificando a sus hijos. Ni a Alía ni a su madre les gustaron los comentarios de esas mujeres recatadas de la alta sociedad, pero su madre es miembro del consejo de mujeres.
—¿Ya estás lista para irnos?—, preguntó Sofía mientras terminaba de retocar su bálsamo labial. Alía ya estaba lista.
Lo que nadie se esperaba era lo que sucedería ese día.
Samuel se encontraba en su oficina revisando unos planos importantes. Se estaba llevando a cabo el edificio del empresario automotor de Japón y estaba intentando despejar su agenda para dedicarle a su esposa el día de la ceremonia. Ya se imaginaba a su mujer y pensaba en el maravilloso atuendo que usaría ese día.
Sin duda, Alía era una mujer que vestía muy bien, y eso a él le encantaba y lo volvía loco. La carita de hada de Alía con un cuerpo que lo invitaba a pecar.
Pasaron los minutos y Alía y Sofía iban pasando por uno de los centros comerciales más importantes de la ciudad. Estaban hablando de lo que querían comprar: vestidos, bolsos, joyas y otras cosas.
Un auto venía a toda velocidad siguiéndolos cuando, de improviso, embistió contra el otro auto donde iban las chicas.
—Señoritas, por favor, cúbranse. Al parecer, es un atentado.
Alía estaba muy asustada, los nervios la estaban consumiendo viva. Se puso en posición fetal en el auto, y Sofía, a su lado, hizo lo mismo que su amiga. Los dos autos iban chocando entre ellos.
—Tenemos que terminar el trabajo para poder tener dinero para las cervezas de este mes—, dijo uno de los hombres que estaba en el auto.
—No los vamos a dejar escapar, nos están pagando muy bien para poder secuestrar a esa belleza—.
Con una sonrisa siniestra y los dientes podridos, el hombre aceleró más a fondo el auto, impactando donde estaba Alía y haciéndolo voltear. Los dos hombres se miraron y sonrieron triunfantes. Esperaron a que el auto dejara de dar vueltas, cargaron sus armas y se bajaron.
—Ja, ja, ja, este trabajo estuvo más fácil que los anteriores—, el hombre no terminó de hablar cuando el guardaespaldas de Alía salió del auto y comenzó a disparar en su dirección.
—Haa, este hijo de puta—, gritó con todas sus fuerzas. Hubo un intenso intercambio de disparos hasta que el hombre hirió a Jason, quien quedó tendido en el suelo. No les dijeron que los mataran, solo tenían que secuestrar a Alía.
Se acercaron sigilosamente al auto y vieron al hombre inconsciente. Se acercó y abrió la puerta trasera del auto, y vio a las dos mujeres inconscientes. Una de ellas tenía un pequeño corte en su ceja. No le dio mucha importancia, recogió a Alía y se fueron en el auto donde habían llegado.
Poco tiempo después, Sofía despertó y vio todo el auto. Se dio cuenta de que Alía no estaba. Poco a poco salió del auto, sintiendo que su hombro le dolía como el infierno. Vio a Jason aún inconsciente.
—¡Oh, Dios mío! Jason—, Sofía corrió hasta donde se encontraba el hombre. Dándole pequeños golpes en el rostro, logró que poco a poco recobrara el sentido. Ya muchas personas se habían acercado al lugar. Se escuchaban las sirenas de policías o bomberos, la verdad es que no lo sabía.
Sofía escuchó un quejido y respiró hondo.
—¿Sofía? ¿Alía, dónde está? ¿Estás bien?—
—Yo tampoco lo sé. Cuando me desperté, ella ya no estaba. No la encontré a mi lado —dijo al hombre con voz preocupada.
—Por favor, toma el teléfono que está en mi chaqueta y marca al señor Samuel. Después llama a K1 —pidió a Sofía, quien no perdió tiempo en realizar la llamada.
Samuel, en su oficina, se quedó quieto por un momento al escuchar ese sonido. —¿Qué sucedió?— —preguntó preocupado.
—Samuel, Alía… no lo sé. Alguien nos embistió y cuando desperté, ya no estaba— —dijo la chica golpeada y de forma atropellada.
Samuel sentía que su mundo se venía abajo. Su pequeña, su esposa, su hada… ¿secuestrada?. Para Samuel fueron segundos dónde se sintió en shock, sin aun poder procesar la información. Rápidamente, se puso de pie y salió de la oficina. —¿Dónde están?— preguntó Sofía, quien rápidamente le indicó en qué parte de la autopista estaba.
No pasó mucho tiempo cuando Samuel llegó a dicho lugar y encontró el auto vuelto un desastre. Tenía entendido que su esposa iba a salir hoy y se juró que sería cuidadosa con su seguridad, pero tal parece ser que su mujer había llevado a Jason con ella, dejando el otro auto con la seguridad en casa.
Se sintió desfalleciendo. Sentía que su alma se iba de su cuerpo. —Pequeña, por favor, espero que estés bien, amor. Te encontraré pronto, lo prometo— —dijo con voz temblorosa.
Nadie sabía que la persona que había hecho ese acto los estaba viendo a una distancia muy prudente y sonriendo por haber logrado su objetivo. —Esta vez no tienes escapatoria, Alía. Eres mía. Siempre lo serás— —dijo ese ser lleno de maldad que en nada se parecía a un humano. Esta vez no dejaría que Samuel Anderson estuviera con su amada mujer. Ella era de él, no tenía que ser de nadie más.
Samuel no se había percatado de la presencia del hombre, pues estaba hablando y escuchando todo lo que Jason le explicaba a la policía, y él estaba escuchando todo.
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Nuestro Amor: Perfect Combinación ©️✓
RomanceSamuel un hombre que salió de la nada, "huérfano" ayudado desde joven por el padre de la mujer de la cuál está enamorado.un matrimonio que Alia no acepta, simplemente por escuchar los rumores del "mujeriego" Joven Anderson...¿Podrá Samuel enamorar a...