Samuel un hombre que salió de la nada, "huérfano" ayudado desde joven por el padre de la mujer de la cuál está enamorado.un matrimonio que Alia no acepta, simplemente por escuchar los rumores del "mujeriego" Joven Anderson...¿Podrá Samuel enamorar a...
La nueva serie que Alía estaba realizando trataba de un amor universitario que se desarrollaba mientras el protagonista masculino le era infiel con varias mujeres. Samuel solo estaba concentrado en la actuación de Alía, pues su pequeña parecía un hada con su piel blanca y lechosa y sus labios rosados y jugosos. A pesar de que hacía el papel de una adolescente y no de una mujer madura como en otras series, aquí se veía más natural y la encontraba muy linda.
Los dos estaban juntos viendo la serie. Alía quería buscar la mínima imperfección en la serie, pero no lo lograba. El director era uno de los mejores y, sin alardear, también estaba con los mejores elencos.
—Alía preciosa, me gusta mucho, y sé que no me dirás más nada de la serie, nena, pero joder, te ves tan perfecta—, dijo Samuel volteando el rostro de su mujer y dándole un beso en los labios, frente y nariz.
—La verdad es que me resultó un poco difícil. Son muchos actores con los que no había tenido la oportunidad de actuar y estaba muy preocupada—, respondió Alía.
—Alía pequeña, lo hiciste muy bien—, la elogió Samuel.
Mientras Samuel la elogiaba, los internautas se volvieron locos. Muchos vieron por primera vez una actuación de Alía y otros por lo linda que era. Fueron a las redes sociales de la empresa para expresar su amor y cariño hacia la pequeña actriz.
Sus padres también estaban viendo la serie y estaban más que orgullosos. Pronto llamaron a los recién casados y hablaron un poco con ellos. Quedaron en que los iban a visitar la próxima vez que Alía tuviera unos días de descanso en la filmación.
El que no se encontraba bien era David. Estaba más que furioso. Ni siquiera le importó ver la serie. Solo estaba loco buscando información de Alía y Samuel. Se juraba que se la iban a pagar. Alía tenía que ser suya, tenía que ser su mujer.
Pensaba que Samuel había hecho algo para lograr que se casaran o, en otro caso, la tenía amenazada. Se decía a sí mismo que tenía que descubrir la verdad.
Nadie sabía qué planes futuros venían para la recién pareja. Y es verdad, aunque Alía al principio no quería esta boda con Samuel, pues creía que la estaban obligando a hacer algo que no quería, ahora estaba más que feliz. Había descubierto lo feliz y fácil de complacer que era su esposo.
Al siguiente día, cuando Alía llegó a la producción, sus colegas se felicitaron, habían hecho un muy buen comienzo. Por el medio día, Samuel envió un gran carro con comida que inmediatamente alertó las alarmas de los principales noticieros a nivel nacional. Para nadie era un secreto lo enamorado que estaba ese magnate de su esposa.
—Esposo ❤️—
Gracias, cariño. Mis compañeros y la producción te lo agradecen.
¨ Pequeña ❤️¨
Sabes que haría lo que fuera por verte feliz siempre.
Después de eso, Alía se ocupó en la producción. Quien no estaba muy feliz por lo que sucedió hoy fue David. Los fanáticos estallaron en las redes.
Quien no quisiera tener un esposo como nuestra Alía<
Nuestra hada es la mejor, Príncipe, has siempre feliz a nuestra Hada<
Tengo tanta envidia, pero de la buena por el cuento de hadas que vive Alía<
Así y muchos más estaban felices por el amor de ellos. Quien también estaba feliz era Samuel, quien también escribía palabras bonitas para Alía con la cuenta alternativa y personal que él usaba para verla. Tenía cientos de fotos de las producciones y las que Alía le mandaba cuando en ese momento eran amigos. Eso fue lo que lo enamoró de ella. Siempre era responsable, nunca se había involucrado en chismes con celebridades, y claro, no como él, con todos los inventos que esas mujeres decían de él. Pues sí, aun a su edad, Samuel era virgen hasta que hizo el amor con su esposa. Nunca había besado a ninguna mujer, pues desde que vio a Alía a la edad de 19 años volverse más bonita y madura, se enamoró de ella.
Por la tarde, Alía terminó muy temprano de grabar, hoy tenía pocas tomas. Por lo que salió temprano con su asistente y decidió pasar por unos ricos jugos fríos e ir a la empresa de Samuel.
Al llegar al lobby, muchos de los empleados la saludaban formalmente y otros se olvidaban de que era la esposa de su jefe, por lo que se acercaban tímidamente a pedir un autógrafo. Alía estaba más que feliz atendiendo a sus fans.
—Muchas gracias a todos por su cariño, saben que son tan importantes para mí como yo lo soy para ustedes —dijo Alía.
Samuel ya sabía cómo se pondrían sus empleados cuando la vieran, así que esta vez no quiso interferir y les dio su tiempo, pues solo faltaban 10 minutos para que todos se fueran a sus hogares.
Cuando la vio abrir la puerta, quedó fascinado. Aunque la había visto salir de casa, no podía dejar de apreciar a su esposa.
—Cariño, ¿estás ocupado? —preguntó Alía un poco inocente—. Traje uno de esos jugos que nos encanta tomar en casa.
Samuel estaba feliz, se palmeó las piernas en busca de que su ahora sonrojada esposa se sentara sobre él. Cuando Alía lo hizo, la abrazó fuerte de la cadera y estampó sus labios sobre los de ella, aumentando así el deseo que sentían los dos. Alía comenzaba a tocar los pectorales de Samuel mientras él hacía círculos sobre su espalda, mientras con su otra mano sujetaba su cabeza.
Los dos se perdieron en el deseo que poco a poco les iba ganando la razón. Alía deseaba tanto a su esposo como Samuel lo hacía por ella. Sus manos recorrían todo su cuerpo, pero Alía lo paró. La verdad le daba mucho pudor hacer ese tipo de cosas en la oficina con Samuel. Vio ese deseo en sus ojos y tragó saliva.
—Samuel, ¿por qué mejor no vamos a casa y terminamos allá? —dijo Alía con una voz ronca.
—Sabes, pequeña, que uno de mis deseos es hacerlo aquí, justo en esta oficina —respondió Samuel.
Alía volvió a tragar saliva, cómo su esposo podía decir eso con ese rostro y esa voz tan excitante.
—Pronto amor, pero quiero que tú también lo desees tanto como yo —le dijo Samuel dándole un beso
—. Ahora, amor, dame ese delicioso jugo para calmar mi sed.
Sin más, los dos fueron al sofá grande, donde juntos compartieron los ricos jugos que compró Alía mientras hablaban de lo que hicieron en el día.
Hola, Quería decirles que está es la primera novela que escribí ya hace algún tiempo, y púes mi portátil sigue dañado y espero ya tenerlo pronto y comenzar a corregir los capítulos, dé pronto algún qué otro capítulo tenga cambios y esas cosas, pero si quiero leer en sus comentarios que tal les parece la novela hasta el momento... ✨💜✨
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