Los Caminos Infinitos

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El paso a través del portal multiversal fue un viaje de pura transformación. Los Cuatro del Sol atravesaron un túnel de energía que conectaba incontables realidades, cada una con sus propios ciclos, vidas y fuerzas elementales. Podían sentir cómo las energías fluctuaban a su alrededor, cambiando de un momento a otro, como si las leyes que habían gobernado su existencia hasta ahora no tuvieran sentido en este nuevo espacio.

José, Valeria, Camila y Diego sabían que estaban entrando en una dimensión mucho más vasta de lo que alguna vez imaginaron. Sentían la energía del multiverso fluir a través de ellos, un poder que desafiaba la comprensión y que les exigía adaptarse rápidamente a los cambios que los envolvían.

Finalmente, emergieron en una nueva realidad. Estaban de pie en una plataforma flotante, suspendida en medio de un océano infinito de colores vibrantes. Arriba, un cielo en espiral giraba con tonos de azul, púrpura y dorado, y a su alrededor, vieron innumerables portales flotando en el espacio, cada uno conduciendo a un mundo diferente, una realidad distinta. Parecía un vasto cruce de caminos entre universos.

Kethra, la vigilante del multiverso, apareció frente a ellos, iluminada por la luz de las estrellas que se reflejaban en su figura. Su presencia irradiaba una energía aún más intensa en este lugar, como si aquí, en el corazón del multiverso, su poder fuera ilimitado.

—Bienvenidos al Nexus de los Caminos —dijo Kethra, extendiendo los brazos hacia el vasto espacio a su alrededor—. Este es el centro de todos los universos, el punto donde los mundos convergen. Desde aquí, podéis acceder a cualquier realidad en el multiverso.

Camila, maravillada por lo que veía, dio un paso adelante.

—Es... increíble. Nunca imaginé que existiera algo como esto —dijo, sus ojos recorriendo los portales que flotaban a su alrededor.

—Este es el corazón de los caminos —respondió Kethra—. Aquí, los Vigilantes observamos los ciclos de cada universo, asegurándonos de que el equilibrio se mantenga. Pero en los últimos tiempos, hemos detectado una creciente inestabilidad. Algo, o alguien, está tratando de romper los ciclos de la vida en múltiples realidades.

Diego, con el viento susurrando a su alrededor, observó los portales.

—¿Y cómo sabremos a qué realidad debemos ir? ¿Cómo encontramos la fuente de esta inestabilidad?

Kethra sonrió suavemente, y con un movimiento de su mano, una esfera de luz apareció en el aire frente a ellos.

—Cada portal aquí conduce a un universo diferente —explicó—. Esta esfera os guiará hacia aquellos que están en peligro. Es como un faro que detecta el desequilibrio en los ciclos. Pero tened cuidado: algunos universos están más lejos de lo que podríais imaginar, y las amenazas que enfrentéis serán diferentes en cada uno.

José, con los ojos fijos en la esfera de luz, asintió con seriedad.

—Entendemos el riesgo. Ya hemos restaurado el equilibrio en dos mundos, pero si lo que dices es cierto, el peligro es mucho mayor de lo que imaginamos.

—Así es —dijo Kethra—. El desequilibrio que habéis visto hasta ahora es solo una pequeña parte de una amenaza mayor. Los universos están conectados, y si uno cae, puede desencadenar una reacción en cadena que destruya muchos más. El multiverso está en un punto crítico, y vosotros sois los únicos que pueden detenerlo.

Valeria, conectada como siempre con las fuerzas de la vida, cerró los ojos por un momento, sintiendo el latido del Nexus a su alrededor. Sabía que lo que estaba en juego iba más allá de cualquier ciclo individual. Estaba sintiendo el flujo de innumerables vidas, cada una dependiente de que el equilibrio se mantuviera en sus propios mundos.

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