10. Falso embarazo

2 1 12
                                    

Era una tarde tranquila de 1978 en el misterioso pueblo de Blighbrooke. Dos adolescentes, una pareja joven, se encontraban en la casa del menor de los dos. Aunque, decirle "casa" quizá era un tanto generoso; no se trataba de una vivienda común, sino de un remolque modesto pero sorprendentemente espacioso por dentro. Ubicado en las afueras del pueblo, el remolque estaba lo suficientemente lejos de las demás casas como para brindarles la privacidad que tanto apreciaban. Los vecinos más cercanos vivían a unos diez minutos de caminata, lo que les daba la libertad de hacer lo que quisieran sin ser molestados en su pequeño refugio.


Sin embargo, en ese momento, Marius, el mayor de los dos, deseaba con todas sus fuerzas que hubiera alguien cerca que pudiera escuchar sus gritos de desesperación. Pedir ayuda era imposible; los únicos testigos de la tragedia que se desarrollaba dentro del remolque eran los pequeños animales que, atraídos por el bullicio, pasaban por casualidad cerca. ¿La razón de los incesantes gritos del chico? Muy simple: su amado novio lo perseguía sin descanso por todo el lugar, con un cuchillo en las manos.


—Deja de ser un llorón y acepta tu destino —dijo Percival con una voz calmada pero aterradora, mientras sostenía el cuchillo en sus manos. Su mirada, fría y penetrante, solo intensificaba el pavor que ya invadía a Marius, quien no pudo hacer más que gritar al escuchar esas palabras. Poco importaba que su novio fuera más bajo en estatura; Marius sabía perfectamente que, si Percival se lo proponía, podría destruirlo en menos de un minuto.


—¡Perdón! ¡Perdón! ¡Te juro que me protegí! —era lo único que podía decir Marius mientras escalaba apresuradamente la alacena de la cocina, con la esperanza de distraer a Percival, aunque fuera por un momento. Pero su novio, cuando se enfadaba, era mucho más rápido de lo que Marius esperaba. No tuvo tiempo de reaccionar cuando Percival lo agarró de una pierna y lo jaló con fuerza, haciendo que cayera estrepitosamente al suelo, golpeándose el rostro.


No tuvo ni un segundo para procesar lo sucedido. De repente, Percival clavó el cuchillo justo encima de la polera de Marius, sin tocar su piel, pero dejándolo atrapado contra el suelo. Y como si aquello no fuera suficiente, Percival, con una frialdad inquietante, comenzó a clavar más cuchillos alrededor de la ropa de su novio, inmovilizándolo por completo. Desesperado y sin escapatoria, Marius comenzó a llorar y a balbucear palabras ininteligibles, ya preso del miedo.


El pobre chico cerró los ojos rápidamente, intentando aceptar su destino, aunque en el fondo no quería hacerlo. Siempre había tenido una pequeña inquietud, una sensación de que algún día su novio acabaría matándolo, pero jamás imaginó que sería en esas circunstancias. Unos minutos después, sintió un peso sobre su cuerpo. Abrió los ojos lentamente y vio a Percival sentado sobre él, con su característico cabello negro y despeinado, y una mirada aún más intimidante de lo habitual. En ese momento, Marius supo que había llegado su hora.


Justo cuando estaba a punto de rezar por el bienestar de sus padres, que lo esperaban en casa, vio cómo Percival acercaba un último cuchillo a su rostro, tan cerca de su nariz que podía sentir el frío del metal. Aunque ya se sentía resignado, un pequeño chillido de miedo escapó de su boca.


—Es tu última oportunidad. Si vuelves a mentir, sabes lo que pasará.


Marius no dijo nada; el miedo lo invadía por completo, tanto que sentía que en cualquier momento mojaría sus pantalones.


«Love Comes In Different Ways» Flufftober 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora