26. Nuevo hobbie juntos

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La habitación estaba inmersa en una atmósfera cálida, iluminada solo por la suave luz de una lámpara de escritorio. Sentado en el suelo, CJ tenía el teclado sobre sus piernas y un cuaderno abierto a su lado, con la letra de su última composición escrita en sus páginas. Su cabello rubio caía sobre sus hombros y cubría parcialmente su rostro mientras tocaba, concentrado en cada nota, sus ojos marrones fijos en las teclas. A su lado, Cameron, su mejor amigo, estaba sentado en una postura relajada, con una mano sosteniendo su barbilla mientras la otra descansaba sobre su regazo. Cameron observaba a su amigo con genuina admiración, fascinado por la profunda melancolía que transmitía la melodía.


CJ dejó de mirar el cuaderno solo cuando llegó el momento de cantar, su voz cargada de una tristeza que parecía intensificar cada palabra.


Entre sombras de cuadros antiguos,

donde el polvo oculta rostros perdidos,

mi reflejo en mil piezas distorsionado,

en el silencio, mi eco es olvidado.


Mientras CJ entonaba las últimas líneas, Cameron no pudo evitar fruncir el ceño, sorprendido por la crudeza de la letra. Era una composición que, aunque hermosa, parecía reflejar una visión sombría a la que no estaba acostumbrado.


—Oye, CJ. ¿Te estás escuchando, no es cierto? —preguntó con suavidad, sin querer romper por completo el momento, pero preocupado por la intensidad que percibía.


El chico rubio levantó la mirada de su cuaderno, sorprendido e irritado por la interrupción en medio de su interpretación.


—Claro que me escuché. ¿Eres tú el sordo? —replicó, lanzando una mirada molesta mientras cerraba el cuaderno con un movimiento brusco.


—Mira, querido. No es por ser entrometido, pero... —comenzó Cameron, tratando de suavizar su comentario con una sonrisa y un toque sarcástico en la voz.


—No te traje para que andes de criticón. Querías escuchar mi nueva pieza y listo, solo eso —respondió, aún sin perder su tono de molestia, mientras dejaba el cuaderno a un lado.


—¡Escúchame! —insistió Cameron, levantando el dedo índice frente a su amigo en un gesto enfático. —Primero, el ritmo está demasiado bueno. Eso nunca lo dudaría de ti. —Le guiñó un ojo, con la intención de aliviar la tensión, aunque CJ seguía con el ceño fruncido.


—¿Y entonces, en qué tienes el problema? —contestó, con un tono que denotaba frustración.


—Mira, me gustan las rimas que usaste y esos simbolismos con los cuadros. Fueron impresionantes, de verdad. Pero no creo que mucha gente lo vea como yo, ¿entiendes? —Cameron suavizó su voz y su expresión se volvió más comprensiva, esperando que CJ captara su intención sin sentirse juzgado.


CJ bajó la mirada hacia su cuaderno. Se cruzó de brazos y, tras un momento de silencio, murmuró con desdén: —Eso ya lo sé, pero así es como me sale mejor. No puedo simplemente cambiar el significado así como si nada. Si no lo entienden, que se pudran. —Dicho esto, CJ cerró el cuaderno con fuerza y lo dejó a su lado, exasperado.


A Cameron no le gustaba ver a CJ de ese modo, y en parte podía comprenderlo. Él mismo también debía buscar el intermedio en donde, el público puede adorar tu arte y, a la vez, no perturbarse con el contenido. Cameron tenía tanto conocimiento en aquello que por eso le era tan fácil aparentar con la voz correcta, gestos adecuados y una melodía atractiva cuando hacía sus propias canciones e interpretaciones. El público quiere lo adecuado y tienes que dárselo, sin perder tampoco tu esencia; es complicado pero no imposible.


—Mira. —Cameron se inclinó hacia CJ, como si fuera a darle un abrazo. CJ estuvo a punto de corresponder, pero se dio cuenta de que su amigo solo intentaba alcanzar el cuaderno y se apartó, ruborizado por un instante. Cameron hojeó las páginas con detenimiento, y luego señaló una línea en particular.


—¿Qué tal si cambias esta palabra? —sugirió, leyendo en voz baja la línea de la canción. —Por esto... ¿Ves? En teoría, dices lo mismo, pero de una forma un poco más sutil.


CJ entrecerró los ojos, escéptico. Al principio, se resistió a la idea, sintiéndose reticente a modificar algo tan personal. Pero Cameron, manteniéndose animado y persuasivo, lo animó a leer la frase con detenimiento y probar la modificación. CJ suspiró con frustración, pero accedió a intentarlo.


Cuando finalmente cantó la línea modificada, notó que sonaba más ligera, aunque mantenía el sentimiento original. Con el tono tosco de quien aún no está del todo convencido, admitió: —No suena tan mal, supongo.


Cameron sonrió, satisfecho por el avance, y comenzó a sugerir otras modificaciones menores, siempre atento a no perder la esencia de la canción. Poco a poco, CJ se fue soltando, probando cada idea y viendo cómo su canción ganaba una nueva dimensión sin perder su intención original.


Al final, ambos estaban satisfechos. CJ esbozó una pequeña sonrisa, agradecido por la ayuda de su amigo, aunque no lo dijera en voz alta. Cameron, emocionado por su logro y sin poder contener su alegría, le dio un pequeño beso en la mejilla, arrancándole una risa a CJ.


Ambos se miraron y rieron, contentos con el nuevo giro que le habían dado a la canción, y felices de haber encontrado un proyecto que pudieran disfrutar juntos.

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⏰ Última actualización: Oct 27 ⏰

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«Love Comes In Different Ways» Flufftober 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora