12. Recetas quemadas

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Cuando uno es adolescente, en el aspecto romántico, lo que más se busca es pasar el mayor tiempo posible con la pareja. Ir al parque y pasear tomados de la mano, ver alguna película en el cine, o tomarse fotos en una cabina; actividades normales para cualquier joven que está descubriendo el romance. A menudo, algunos adultos se ríen de ellos por ser "tiernos y cursis", pues en su momento también fueron jóvenes, curiosos y enamorados. Para ellos, ver a dos jóvenes demostrando el romance más inocente les trae felicidad. Sin embargo, esa aceptación solo es posible si cumples con los estándares que esos adultos consideran aceptables. Si te sales de esos parámetros —como no ajustarte a los cánones de belleza convencionales o amar de una manera no heterosexual— no recibirás los mismos comentarios amables. En su lugar, podrías enfrentarte a un rechazo inmediato, e incluso al miedo de no regresar a casa con vida.


Es por estas razones que muchos de los llamados "romances prohibidos" solo podían vivirse en los rincones más escondidos de la ciudad. Aquellos que temían por su seguridad preferían permanecer ocultos junto a su pareja; a veces, esa era la mejor solución para mantenerse a salvo. No obstante, esto los limitaba de disfrutar varias actividades que anhelaban experimentar juntos. En lugar de ir al cine, alquilaban alguna película —sin atreverse a ir juntos a la tienda, por supuesto—, o si deseaban probar alguna comida nueva o refrescante, debían prepararlo ellos mismos en la comodidad del hogar, siguiendo algún tutorial de calidad dudosa en un libro de cocina o en internet, con la esperanza de que no fuera una broma que terminara quemando su cocina.


Ese último caso era justo lo que ocurría en una casa ubicada en una pequeña ciudad de Connecticut, donde dos adolescentes, aburridas de pasar el tiempo viendo televisión en la sala, decidieron buscar algo más interesante para hacer. No podían ir al cuarto de la que vivía allí, ya que la puerta había sido dañada por ella misma al intentar, sin éxito, realizar una "patada legendaria" que había visto en internet, lo que dejó un gran agujero en el centro de la puerta. Para desgracia de ambas, una de las reglas principales cuando estaban juntas en la casa era que no podían estar en esa habitación con la puerta cerrada. Y como la puerta había sido retirada para ser reparada, se vieron obligadas a pasar todas las tardes en la sala, donde lo único que podían hacer era ver televisión o jugar los mismos juegos de mesa de siempre.


Aprovechando que los dueños de la casa estaban en el jardín y que los otros hijos se encontraban encerrados en sus habitaciones, sin intención de molestarlas, las dos chicas se pusieron a buscar algo entre las cosas de la sala para entretenerse. Ya fuera algún libro extraño o algo olvidado por la familia, solo querían quitarse el aburrimiento.


Una de ellas, una joven de quince años que vivía en esa casa, tenía el cabello largo y rubio, con dos mechones celestes que enmarcaban su rostro, y unos ojos azules que siempre parecían llenos de curiosidad. Vestía de manera desarreglada, como de costumbre, mientras se inclinaba debajo del sofá familiar en busca de algo —dinero, tal vez—, aunque lo único que conseguía era que el polvo le cayera directamente en la cara, provocándole una mueca de disgusto.


Por otra parte, su novia, una chica de cabello castaño largo y ondulado, con dos pequeñas colitas recogidas, estaba revisando con cuidado los cajones de las pequeñas mesas de estar. Sus ojos marrones, que resaltaban en su rostro de muñeca, examinaban con atención cada objeto. Lucía elegante, como siempre, con un largo vestido rojo que le cubría casi todo el cuerpo. A diferencia de su novia, no soportaba la idea de ensuciarse mientras buscaba, así que prefirió explorar lugares más limpios. Con sus delicadas manos, fue sacando uno a uno los objetos que encontraba —principalmente revistas y periódicos bien ordenados—, hasta que algo en particular captó su atención.

«Love Comes In Different Ways» Flufftober 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora