Heidi estaba sentada cómodamente en su oficina. Ella revisa algunos de los diversos archivos de sus pacientes, mientras también escribía algunas palabras en su computadora portátil. Pero su concentración se vio perturbada por la forma en que la puerta se abrió tan rápidamente.
Sus ojos se abrieron y miró fijamente a la persona responsable. Era Charlotte. Heidi frunció el ceño rápidamente.
"Cha, ¿qué te sucede?", pregunté algo preocupada por el aspecto de la castaña, que por cierto parecía muy nerviosa y agitada.
"Algo me está pasando, Heidi...", confesó mirándola, mientras su corazón latía rápidamente en su pecho.
La expresión de Heidi se tornó más preocupada y de inmediato se puso de pie para estar cerca de su amiga. "¿Qué pasa? ¿Te sientes mal?" Preguntó.
Heidi se preocupó más por la expresión angustiada en el rostro de Charlotte, pero lo negó cuando volvió a preguntar si pasaba algo grave.
"¿Quieres que te haga un chequeo?" La miró confundida y Charlotte volvió a negar con la cabeza. "¿Y entonces?" Preguntó acariciando su cabello suavemente.
"No, es solo que he estado teniendo sueños confusos... deseos, más bien", dijo, escondiendo su rostro.
Entonces Heidi, que había estado frunciendo el ceño, comprendió; sólo con ver el rostro sonrojado de su amiga, entendió todo y su expresión se suavizó.
Era muy gracioso, pero aún no se rió. Charlotte era tan adorable.
"Entiendo a qué te refieres. Son las hormonas Cha, está bien... No tienes de que avergonzarte. Durante el embarazo suele suceder", explicó dulcemente mientras sonríe.
Charlotte resopló inquieta. "Lo sé, pero no quiero que me suceda a mí", respondió quejándose mientras su rostro ardía. "Es solo que en esos sueños, aparece alguien..." Sonrió abrumada. No podía decir el nombre en voz alta, pero Heidi no tenía que pensarlo demasiado ni escucharlo para saber la respuesta.
"Engfa", dijo con obviedad y sin más, mirando la reacción de su amiga.
Charlotte se sintió aún sonrojada al oír el nombre y se cubrió el rostro con las manos. "Sí, ella", admitió en un susurro.
Heidi se mordió los labios rápidamente para no reírse. "Es normal", la miró mientras retiraba las manos de su rostro.
"Sí, pero no quiero que esto me suceda con ella... Desde los besos, luego los celos o antes de todo eso, he estado pensando en eso. Es incómodo verla y tenerla cerca cuando lo único que quiero es estar encima de ella", suspiró abrumada y fuertemente sonrojada.
Heidi abrió sus ojos atónita con lo que acababa de escuchar. "¡Jesus!", exclamó asustada o más bien sorprendida por las palabras de su amiga. "Si te esta afectando mucho", rió tocando las mejillas rojas de su amiga con las yemas de sus dedos.
Charlotte si quiera la miraba a los ojos, estaba demasiado avergonzada, expuesta, vulnerable.
"Cha, no tienes por qué sentirte mal, para las embarazadas. Es normal, tener las hormonas más descontroladas y tener ganas...", tiró de su rostro para que la mirara y la castaña lo hizo. "No hay nada de qué avergonzarse", le sonrió besando su frente.
Charlotte suspiró. "El problema no es que mis hormonas estén haciéndome pensar o tener ganas, como tú dices", soltó una risita nerviosa. "El problema es que estoy pensando en Engfa de esa manera y está mal porque ni siquiera sé lo que quiero, para mí está mal en este momento"
Heidi comprende sus palabras y estaba apunto de decir algo para calmar a Charlotte pero esta la interrumpió de inmediato.
"¿Crees que sea buena idea alejarme completamente de ella?", preguntó con su rostro afligido.
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𝕸𝖎 𝖇𝖔𝖓𝖎𝖙𝖆 𝖞 𝖆𝖉𝖔𝖗𝖆𝖇𝖑𝖊 𝖆𝖟𝖆𝖋𝖆𝖙𝖆
Fanfiction❝Una bonita y adorable azafata, que ha quedado embarazada por su difunto esposo. Ahora tenía que trabajar muy duro para un futuro con su hijo pero no contaba con encontrarse con una persona horriblemente molesta, con su personalidad de millonaria mi...