Capítulo 20. "Déjame ser alguien para ti..."

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"¿Por qué no me lo dijiste antes?" Susurró angustiada, ambas siguen abrazándose para entonces.

La castaña ya se había calmado lo suficiente como para hablar.

Charlotte la escuchó y no se apartó de sus brazos, sino que se acomodó más en ellos. Simplemente se removió y buscó un espacio para responderle.

"No pude...", respondió en su hombro. Su voz sonaba tan frágil que aplastó aún más el corazón de Engfa. "Simplemente no podía, a veces ni siquiera logró asimilarlo, por completo. Quizás nunca lo logré"

Terminó de decir, derramando una lágrima más.

La pelinegra lo entendió. Charlotte tampoco tenía por qué contarle algo tan delicado y doloroso para ella. Engfa lo entiende e imagina su dolor pero nunca lo sentirá de esa manera, por eso ahora entiende muchas cosas más, sobre la castaña.

"Está bien...", suspiró, sintiendo que le dolía el corazón. "Entiendo, Char", la ayudó a levantarse un poco ya que estaba completamente apoyada contra su cuerpo. Estando lejos y con el rostro ahora levantado, tomó el rostro de la morena entre sus manos con algo de nervios, debido a la mirada atenta y apagada de Charlotte sobre ella. Secó ligeramente con las yemas de los dedos las lágrimas que caían sobre esa mejilla. "Realmente entiendo todo y no puedo ni imaginar tu dolor. Sólo puedo abrazarte y estar aquí para ti en este momento. Llora, desahógate todo lo que quieras, abrázame hasta que no puedas más", susurró en un tono suave.

La azafata no dijo nada, sólo la miró un poco más. Sus ojos brillaron.

Están tan cerca, que cuando Engfa le secó una última lágrima que cayó, Charlotte cerró sus ojos.

La suave sensación de sus caricias, esas que sirvieron para secar sus lágrimas, de un pronto a otro se volvieron más suaves y delicadas, que no podía evitarlo.

Charlotte inconscientemente, buscó más suavidad en esas manos. Como un cachorro que busca ser acariciado.

El corazón de la pobre pelinegra dio un vuelco.

Engfa tragó saliva, presenciando el movimiento y añorando todo y al mismo tiempo nada. Anhela los labios rosados de Charlotte, anhela cuidar de ella.

Suspiró frustrada.

Quería besar a la morena, podía hacerlo. Ella está tan cerca y al mismo tiempo tan lejos, pero todo lo que tenía que hacer era colocar sus labios sobre los de ella y sellarlos, pero ¿podría?

Por supuesto que no, no en este momento. "Lo arruinarás, cálmate", negó y se dijo.

Rápidamente sacó esa idea de su mente. Su cabeza no deja de dar vueltas con la situación más importante aquí, le duele mucho el corazón al ver a Charlotte así.

Nunca se imagino, qué un alma tan pura como Charlotte sufriera así.

Está embarazada, debería estar feliz y tranquila con la persona que ama. Engfa en el fondo quiere ser esa persona.

"¿Está mal querer eso?" Se preguntó por un breve momento.

Su bonita y adorable azafata ha sufrido mucho y es algo demasiado devastador. Como alguien que tiene una hermosa sonrisa y que trata siempre de mostrarla, ha podido pasar por todo ello y lo peor de eso, es estando sola.

Engfa la admira demasiado, ahora. Necesitaba que Charlotte la dejara entrar a su vida.

Quiere protegerla según sea necesario, amarla, estar ahí para ella. Engfa ya no tiene miedo de decirlo en voz alta. Porque sólo hace falta un poquito, un poquito más para enamorarse perdidamente de Charlotte Austin. A menos que ya lo esté.

𝕸𝖎 𝖇𝖔𝖓𝖎𝖙𝖆 𝖞 𝖆𝖉𝖔𝖗𝖆𝖇𝖑𝖊 𝖆𝖟𝖆𝖋𝖆𝖙𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora