João
La loca de los cojones se largo por fin dejándonos a Amelia y a mi solos. Recordé las palabra de Gavi "No quería ser yo quien lo dijera, pero como no hagas algo lo perderás para siempre" y me decidí a ganarme su perdón fuera como fuera.
— Amelia... — empecé sin saber muy bien como explicárselo todo
Sabía lo que ella pensaba que había pasado y sabía que iba a ser muy complicado convencerla de que las cosas no habían sido así. Lo único que esperaba es que ella siguiera queriéndome aunque fuera un poco y me diera la oportunidad de ser sincero
— ¿Qué quieres? — preguntó
Ahora ya no se la veía tan fría ni tan distante, era como si dudara de todo
— Quiero contarte la verdad, porque es lo mínimo que te mereces — le respondí
— Me parece que la verdad esta bastante clara ¿No? — preguntó sarcástica
— No Amelia, y te puedo jurar por lo que más quieras que Lucía y yo nunca hemos hecho absolutamente nada
— ¿De verdad? ¿Y que te estaba proponiendo quedar para contarte su vida o qué? — me respondió brusca
Suspiré, era normal que reaccionara así, no me esperaba menos, si yo estuviera en su lugar... No quiero ni pensarlo
— Yo tampoco lo sé Amelia pero déjame explicártelo todo — ella asinrtió no muy convencida — Lucía me escribió cuando pasó todo lo de Mason, ella me contó que tu estabas hablando con el y no se que paranoia. Cuando tu y yo nos tomamos un tiempo, ella aprovecho para acercarse a mi, al principio no lo noté, pero luego si que me di cuenta de que sus intenciones iban más allá.
Amelia rodó los ojos con obviedad
— Creo que nos dimos cuenta todos — respondió
Me mordí el labio porque tenía razón, hasta Gavi lo había notado y el colega no se entera ni del clima.
— Cuando vi que intenciones tenía te lo quise contar pero sabía que Lucía era amiga tuya de hacía años y no sabía si me ibas a creer o si te iba a hacer daño. Además en ese momento no tenía ninguna prueba como tal. Fue entonces cuando hablé con Ferran y me propuso que le siguiera el juego a Lucía para poder tener una prueba para enseñarte.
Amelia se llevó una mano a la boca sorprendida. No sabía si me estaba creyendo o no, solo sabía que debía acabar de contarle la verdad
— El día ese que volví del entreno tan jodido fue por que había hablado con Lucía y ella me dijo que estabas pensando en dejarme, no se ni siquiera por que la creí. Fue entonces cuando leíste el mensaje y todo se fue a la mierda
Amelia me miraba, y podía ver en sus ojos la lucha interna, la mezcla de emociones. Estaba sorprendiéndola, eso era evidente, pero no sabía si eso me estaba acercando a su perdón o simplemente aumentando su confusión.
— João... — comenzó, con la voz temblorosa, como si intentara procesar lo que acababa de decirle — ¿por qué no me dijiste todo esto desde el principio? ¿Por qué me dejaste enterarme así?
— Porque fui un idiota — confesé, soltando el aire que había estado conteniendo. — Me equivoqué al intentar manejar todo yo solo, al no confiar en ti desde el principio. Pensé que podía arreglarlo sin hacerte pasar por esto, pero lo único que logré fue hacer que todo se desmoronara.
Amelia se cruzó de brazos, y una lágrima se escapó de sus ojos. La atrapó rápidamente con el dorso de la mano, tratando de mantener su compostura.
— João... No sabes el dolor que sentí al ver esos mensajes. — Su voz se rompió un poco. — Pensé que te habías acercado a una de mis mejores amigas mientras yo intentaba confiar en ti, mientras luchaba por encontrar una manera de arreglar las cosas.
Me acerqué un paso, tratando de ser cuidadoso.
— Lo sé, y te prometo que lo último que quise fue hacerte daño. Te quiero, Amelia. Y sé que ahora las palabras pueden sonar vacías, pero estoy aquí dispuesto a hacer lo que sea para demostrarte que eso es verdad.
Ella respiró hondo, mirándome con una mezcla de incredulidad y tristeza.
— ¿Y ahora qué, João? — preguntó con voz suave, como si estuviera decidiendo si daba un paso más hacia mí o se alejaba definitivamente.
— Ahora, lo que tú decidas, Amelia. Si necesitas tiempo, lo entiendo. Si necesitas espacio, lo respeto. Sólo te pido que me des la oportunidad de demostrarte que aprendí de mis errores. — La miré a los ojos, suplicante. — No tienes que decidir nada ahora, pero quiero que sepas que no voy a rendirme contigo.
Amelia
Joder, de verdad que ojalá no creerlo, así todo sería más fácil, pero es que lo creía, joder si le creía.
Nos quedamos en silencio, y sentí cómo mi determinación se tambaleaba porque, a pesar de todo, mi corazón no podía ignorar lo que veía en sus ojos. Ahí estaba él, mirándome con esa sinceridad que había visto tantas veces antes. Sabía que lo que me decía era verdad, y justo por eso, la rabia y el dolor empezaban a desvanecerse, reemplazados por algo más profundo: el deseo de arreglar las cosas, de encontrar la manera de confiar de nuevo.
Suspiré, y mis hombros se relajaron un poco.
— João... — susurré, y sentí cómo me miraba, aferrado a mis palabras, como si cada una de ellas fuera a decidir nuestro futuro. — No quiero vivir siempre con miedo, con dudas de que algo como esto vuelva a pasar.
Asintió, sin apartar la vista de mí, como si esperara que hablara hasta el último rincón de mis pensamientos.
— Pero no te puedo culpar, yo también la he cagado — admití con un tono casi imperceptible. — En lugar de enfrentar mis dudas y decirte cómo me sentía, las fui enterrando y dejando que me carcomieran. Y, cuando pasó lo de Lucía... bueno, supongo que me puse en lo peor. Ojalá haberte dado una oportunidad
João cerró los ojos un segundo y asintió con un gesto serio.
— Lo entiendo, Amelia. — Dio un paso hacia mí, con sus manos temblando un poco, hasta tomar mis manos entre las suyas. — Esto no será perfecto, no de inmediato. Pero quiero luchar contigo por esto, por nosotros, porque sé que vale la pena. La decisión es tuya cariño ¿que quieres hacer?
Lo miré llena de dudas ¿Qué quería hacer?
Justo cuando iba a responder mi teléfono sonó y al mirar el número vi que era la residencia
— ¿Si? — cogí la llamada bajo la mirada atenta de João
— Amelia — escuché la voz de Ramón — es tu padre... Ha tenido un infarto, no hemos podido hacer nada
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Destinados - João Félix
Romance- Estábamos destinados João Félix, la estrella en ascenso del FC Barcelona, está en el ojo del huracán tras una ruptura muy publicitada con su novia. Acostumbrado a ser el centro de atención, su vida se ha convertido en un desfile de escándalos medi...