capitulo 28

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Antoni.

Londres se retuerce bajo la sombra de los Halcones. Todo está bajo mi control. La central londinense es solo el inicio de todo el caos. Ellos creen que pueden tocar lo que es mío y salir ilesos. Se equivocan.

En cuanto Ali cruza la puerta, ya sé que trae algo grande. Su rostro está tenso, y eso solo significa que encontró la pieza que faltaba en este juego.

-Jackson Storm- dice, su tono seco, como si escupiera el nombre. -Es el infiltrado. El que se hizo pasar por uno de los nuestros-

No necesito escuchar más para que la rabia me consuma. ¿Ese bastardo? ¿Se atrevió a meterse en mi casa, con mi familia?

-A toda su familia- digo con calma peligrosa. -No quiero que quede nadie. Ni el maldito perro.

Ali asiente, y sé que cumplirá sin cuestionamientos. Es un hombre en quien confío, alguien que ha estado a mi lado demasiado tiempo para fallarme ahora. No hace falta más. Mi orden es clara y directa.

En ese momento, Philips entra en la sala con una sonrisa ladeada.

-Tenemos a otro soldado, uno de los que atacó la mansión- anuncia. -Está esperando abajo.

Bernardo ya me estaba esperando para este momento. Juntos bajamos al sótano, donde el soldado está atado a una silla, temblando como la rata que es. Su rostro muestra el pánico absoluto, y no puedo evitar disfrutarlo.

Me acerco lentamente, mis pasos resonando en el espacio frío y silencioso.

-Dime- aspecto con voz suave pero cargada de amenaza. -¿Dónde está mi esposa? ¿Qué hicieron con mis hijos?-

El soldado me mira con ojos desorbitados, intentando formar palabras que no llegan. Philips no espera. Desliza un cuchillo afilado por el brazo del hombre, y el primer grito de dolor llena la habitación. El sonido de su agonía es casi música para mis oídos.

-Jackson Storm fue quien los sacó, ¿no?- Mi voz apenas es un murmullo mientras la ira se enciende aún más dentro de mí. -Lo dejaste entrar en mi casa... y ahora estás aquí, suplicando por tu vida.

El hombre empieza a balbucear entre lágrimas y gemidos. No necesito que diga mucho. Solo quiero escuchar su dolor. Ali se acerca y me susurra al oído:

-Este tipo sabe más de lo que admite.

-Lo sé- respondo mientras le clavo la mirada al soldado. -Pero eso no cambiará nada.-Lo observo, esperando, disfrutando cada segundo de su sufrimiento.

-Habla- le ordeno una última vez. -Hazlo rápido, y tal vez no te destroce pieza por pieza.

Su voz quebrada finalmente me da lo que quiero. Pero no importa lo que diga. Él va a morir. Y después, Jackson será el siguiente. Ali, Philips, y Bernardo también lo saben.

No habrá descanso hasta que cada uno de ellos sufra por haber tocado lo que es mío. Londres es solo una fase de lo que viene. Soy Antoni Mascherano, Y no importa cuantas veces lo intenten, siempre estaré dos pasos adelante.

El caos que se desataba en Londres era exactamente lo que había planeado. Los gritos, el pánico, las sirenas... todo formaba parte del espectáculo. Ali, Bernardo y Phillips se mantenían cerca mientras observábamos los monitores. Mi siguiente movimiento, sin embargo, requería precisión. Ya no se trataba solo de caos; ahora, era personal.

Tomé el teléfono y marqué el número directo del ministro de Londres, Alex Morgan. Sabía que no era el padre de la niña que habíamos capturado, pero eso no importaba. El impacto sería devastador de cualquier manera. era un hombre poderoso, pero nadie es intocable.

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