Vasilisa se sentó en su escritorio, con el pequeño durmiendo en su cuna a su lado. Había decidido trabajar desde casa para poder cuidar de él y al mismo tiempo seguir con su trabajo como diseñadora de modas.
Mientras trabajaba en su computadora, no podía evitar mirar al bebé cada paar minutos. Le encantaba verlo dormir, con su pequeña boca abierta y sus manitas cerradas.
De repente, se despertó y comenzó a llorar. Vasilisa sonrió y lo levantó de la cuna.
-Hola, Малыш-, le dijo. -Mamá está trabajando, pero siempre tienes prioridad-
Vasilisa se sentó en su silla con el en brazos y comenzó a trabajar de nuevo. se calmó rápidamente y se quedó mirando la pantalla de la computadora con curiosidad.
Vasilisa se rió.
-¿Quieres ser diseñador de modas como mamá?- le preguntó.
no respondió, pero siguió mirando la pantalla. Vasilisa sonrió y siguió trabajando, con el bebé a su lado.
Así pasaron las horas, con ella trabajando y el durmiendo o mirando la pantalla de la computadora. se sentía feliz de poder combinar su trabajo y su maternidad de esta manera. Era un desafío, pero valía la pena ver al pequeño crecer y desarrollarse cada día.
Después de una hora comenzó a llorar, ella sabía que necesitaba ser calmado Así que comenzó a mecerlo en sus brazos, hablando suavemente para tranquilizarlo.
-Mira, mira,Малыш - le decía, -no llores, que mamá está aquí-
Mientras lo mecía, comenzó a jugar con él, moviendo sus brazos y piernas en un baile suave. El siguió llorando, pero empezó a calmarse un poco.
De repente, Vasilisa sintió algo extraño en su pecho. Miró hacia abajo y se sorprendió al ver que estaba produciendo leche, se emociono al ver que su cuerpo está respondió a las necesidades de su bebé.
-mamá tiene leche para ti- exclamo.
se sentó en la mecedora y se desabrochó la blusa, acercando al pequeño a su pecho. El se aferró a su seno y comenzó a tomar, calmándose por completo.
Vasilisa se sintió una mezcla de emociones: amor, alegría y un poco de miedo. Pero sabía que estaba haciendo lo correcto, y que el necesitaba su amor y su cuidados.
Después de terminar su trabajo, se dedicó a cuidar de el. Comenzó por cambiarle el pañal, tarea que había aprendido a hacer con rapidez y eficiencia.
-¿Qué tal, pequeñito?-, le decía mientras le limpiaba y le ponía un pañal limpio. -¿Te duele algo?-
El bebé miraba hacia arriba, con sus ojos grandes y curiosos. Vasilisa sonrió y le dio un beso en la frente.
Después de cambiarle el pañal, lo llevó al baño para bañarlo. Le llenó la tina con agua tibia y suavemente lo sumergió en ella. El se rió y jugó con el agua, disfrutando del baño.
se rió con él, disfrutando del momento. Le lavó el cabello y el cuerpo con jabón suave, y luego lo enjuagó con agua limpia.
-¿Te gusta el baño, pequeñito?-le preguntó.
El bebé respondió con más risas y juegos, y Vasilisa supo que estaba disfrutando del momento. Después de bañarlo, lo envolvió en una toalla suave y lo secó con cuidado.
-¿Qué tal?-, le decía mientras lo vestía con ropa limpia -¿Te sientes cómodo?-
El se miraba hacia arriba, con una expresión de felicidad y contento. Vasilisa sonrió y lo abrazó fuerte.
-Te quiero, pequeñito-le susurró al oído.
se sentó en la mecedora, con el en sus brazos, intentando calmarlo. El pequeño había comenzado a llorar y ella sabía que necesitaba ser amamantado. Se desabrochó la blusa y acercó el bebé a su pecho. El pequeño se aferró a su seno y comenzó a tomar, calmándose poco a poco.
Mientras lo amamantaba sentía una sensación de paz y tranquilidad. Era como si todo el mundo desapareciera, y solo existieran ella y su hijo. Le acarició el cabello y le susurró suavemente:
-Shhh, mi amor, todo está bien. Mamá está aquí. Duerme, mi pequeño, duerme-
se calmó aún más, y pronto se durmió en los brazos de Vasilisa. Ella sonrió, sintiendo una felicidad inmensa. Era momentos como estos los que hacían que todo valiera la pena.
Lo miró con una sonrisa, disfrutando del momento de tranquilidad.
-Mamá está aquí- le susurró -Siempre estaré aquí para cuidarte y protegerte-
se movió ligeramente, pero siguió durmiendo. Vasilisa sonrió y lo acunó suavemente.
En ese momento, se sentía completa. Había encontrado un nuevo propósito en la vida, y era cuidar y amar a su hijo.
Se quedó sentada en la mecedora durante un rato, disfrutando del silencio y la calma. Era un momento solo para ella y su hijo, un momento de conexión y amor.
Finalmente, se levantó y lo llevó a su cuna. Lo acostó suavemente y lo cubrió con una manta ligera.
-Hasta luego, - le dijo. -Mamá te ama-
Y con eso, se retiró a descansar un rato, sabiendo que estaba seguro y feliz en su cuna.
Ambos compartían habitación auque ella tenía la suya y el también sabía que no podía dejarlo dormir solo y es por eso que pidió una cuna para su habitación. Se dió un baño y se puso su pijama para poder dormir.
se recostó sobre la cama hasta que el comenzó a llorar en su cuna, y Vasilisa supo que algo estaba mal. Se acercó a él y lo levantó en brazos.
-¿Qué pasa, pequeñito?- le preguntó. -¿No quieres dormir en tu cuna?-
siguió llorando y se aferró a Vasilisa. Ella supo que él quería dormir con ella, y no en su cuna.
sonrió y se acostó en la cama con el en brazos. se calmó inmediatamente y se acurrucó contra ella.
-Está bien- le dijo. -Puedes dormir conmigo. Mamá te quiere consentir-
sabía que no era lo más recomendable, pero no podía resistirse a los ojos llorosos de su hijo. Quería hacerlo feliz, y si eso significaba dormir con él, entonces lo haría.
Así que ambos se durmieron juntos, abrazados. Vasilisa sabía que era un momento especial, y que siempre recordaría esta noche en que su hijo la necesitaba tanto.
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Mi obsesión
Hayran Kurgu"Vasilisa, una hermosa diseñadora de modas, se convierte en el objeto de deseo de Antoni, el poderoso y siniestro líder de la organización criminal conocida como La Pirámide. Con un corazón tan frío como el hielo y un alma corrupta, Antoni es el cre...