Capítulo dos; reglamento

255 25 4
                                    

dedicado a lizziexmidnights 💗

🖤

Frente a aquella puerta, ahora cerrada, que antes llamó su atención, Sabrina le dijo:

—Da igual lo que digan o lo que pase, nunca, por nada en el mundo entres a esa oficina— la señaló—. Es el lugar del jefe, es alguien que casi nunca está presente, pero realmente odia que lo interrumpan ahí. Ni siquiera Javier se atreve a entrar, ¿entendido?

—Claro... pero, ¿no es Javier el jefe?

—No, él es la fachada. No sabemos la razón real, pero las chicas creen que el jefe está metido en negocios sucios y por eso no muestra nunca la cara. Nadie aquí lo ha visto jamás.

Naira no mencionó que creía haberlo visto cuando llegó. Si ese hombre que estaba ahí, realmente era el jefe, esperaba no cruzarselo jamás.

Ambas bajaron por las escaleras y se detuvieron en la barra. Ahí, Sabrina le habló a Chris. La única persona en el área y le pidió que durante su turno, le diera una rápida explicación.

Él con un pequeño asentimiento de ceño fruncido, se alejó de ambas.

—Es tímido, le cuesta mucho hablar con mujeres.

—Oh...— fue lo único que respondió.

Siguieron su camino hasta el escenario, Sabrina explicando todo lo que podía ser de suma importancia saber. Se detuvieron a unos pasos de llegar y señalando un pasillo de luces rojas Sabrina le explicó.

—¿Ves ese pasillo? Está lleno con salas privadas, hay clientes que solicitan bailes privados y son solo eso, bailes. Está estrictamente prohibido que en los servicios haya algo más, si se sobrepasan tocas un botón rojo en la pared y seguridad va inmediatamente, ¿entiendes?— asiente—. Es muy probable, que porque aún eres nueva, no tengas que ir a esos cuartos, pero si te quedas, será inevitable.

Naira tragó saliva con nerviosismo.

Siguieron hasta llegar, finalmente al escenario, la pelirroja le explicó los turnos y duración de las presentaciones.

—Hoy podrías participar como extra en el escenario, no hay mucho que hacer. Pero deberás preparar tu propia performance en algún momento. Deben ser de alrededor de media hora a cuarenta minutos. Se pueden acortar o alargar según el recibiendo del público. Hay una línea de seguridad justo a los costados para evitar que alguien se sobrepase o intente tocarte mientras estás actuando.

—¿Alguna vez ha pasado?

—Por algo ahora tomaron medidas, Nai. Oh, por cierto, necesitarás un nombre artístico, piensa en ello. Luego, aquí —menciona caminando a la parte trasera del escenario—, están los camerinos donde nos preparamos.

Caminan por un corto pasillo hasta llegar, al final de este, a un cuarto con varios tocadores con maquillaje y joyas extravagantes.

—Este, está desocupado, puedes usarlo tú. Supongo que sabrás que los maquillajes suelen ser llamativos, pero no parezcas un payaso. Justo atrás, están las perchas con vestuarios y tacones, los compartimos. Puedes sacar el que quieras y apartarlo en tu tocador para que sepan que será usado. Lo mismo con los tacones.

—Entiendo...

—También puedes descansar aquí, o justo frente a este cuarto está la salida de emergencia, la usamos para fumar antes de salir. A Javier no le gusta el humo. Ahora, vamos al escenario para que aprendas lo que tienes que hacer esta noche.

Naira se sentía un poco abrumada. No podía negar, que a pesar de estar emocionada de conseguir el trabajo, sentía miedo de fallar y perder esta gran oportunidad.

Al cruzar el pequeño pasillo que recorrió anteriormente, notó las escaleras en dirección al escenario que no notó la primera vez. Siguió a Sabrina a través se ellas y estando sobre la tarima, presenció una vista de la que no creía poder aburrirse.

Se veían un montos de sofás, sillones y sillas vacías, pero que apostaba que durante la noche estaban a reventar.

Sabrina se acercó al grupo de chicas que estaba ensayando y luego de una corta presentación, les explicó lo que necesitaba.

Marta, fue la primera voluntaria a explicarle la pequeña y simple coreografía a Naira.

Ambas se apartaron a un extremo del escenario y la pelinegra le mostró lo que tenía que hacer.

Marta separó sus piernas a la altura de sus hombros. Una de sus manos se posicionó en su cintura y la otra se escondió en su espalda.

Lentamente bajó su cadera, con un movimiento lento sacudió su trasero y se levantó nuevamente. Ahora ambos brazos estaban frente a su cuerpo, los elevó moviendo suavemente sus manos. Ahora sus piernas se movían una tras otra hacia adelante.

Se detuvo unos pasos después y dobló su cuerpo a la mitad, sus brazos, y corto cabello colgando. Y luego subió nuevamente con un movimiento lento pero que a la vez se veía sensual.

Dejó de moverse y con ambas manos en la cadera y la respiración ligeramente agitada, le dijo a Naira, que lo intentara.

—Está bien...

Con una respiración profunda, Naira cerró los ojos y se dejó llevar por sus recuerdos de lo que Marta hizo. Repitió cada paso, con serenidad, intentando replicar la elegancia y sensualidad de Sabrina.

Cuando terminó, también con la respiración agitada, abrió los ojos y se encontró a todas las chicas viéndola. Su rostro se sonrojó y el grupo estalló en aplausos.

—Wow —dijo Sabrina—, tienes talento natural, chica.

Marta se acercó y con un corto abrazo la felicitó. Siguieron ensayando hasta que la castaña se sintió más confiada, pero su mayor temor no era el baile. Sino, las personas.

Le daba terror que alguien que la conociera la viera sobre ese escenario, pero no había nada que un poco de maquillaje y pelucas no puedan esconder.

Poco después de dar por terminado el ensayo, Naira aprovechó que sus compañeras estaban tomando una ducha, para usar la salida de emergencia.

Con su móvil en la mano, marcó el número de la habitación del hospital de su padre y esperó que contestara.

—Nana, hija, ¿cómo estás?— dijo él en un susurro.

—Papi, estoy bien, ¿cómo estás tú?

—Mucho mejor Nana, yo creo que me darán pronto el alta... —mintió, pero Naira ya lo sabía.

—Eso espero papi, cuando pase tendremos que celebrar tu recuperación. Saldremos a comer a un restaurante tu comida favorita y luego visitaremos a mamá, ¿te parece?

—Me encantaría eso, hija. Ahora ya es tarde, deberías ir a dormir.

—Ya estoy en la cama papi, no te preocupes por mí y descansa, ¿sí? Mañana iré a verte.

—Esta bien, cielo. Nos vemos mañana, te amo.

—Te amo, papá.

Dijo antes de colgar la llamada.

Cerró los ojos y dejó salir un suspiro. Apagó la pantalla de su móvil, y con determinación, entró al edificio a prepararse para su presentación.

🖤


en esta versión, el papá de Naira le pone el apodo... juajaj ya verán pq

ALL NIGHT - Spreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora