Yekun
La maldita clase se me estaba haciendo eterna desde que Mateo le había preguntado a Maya que clase le tocaba después y ella le había contestado que Seminario sobre sustentabilidad, la misma que nosotros tres debíamos.
Si no me hubiera enterado, ahorita no estaría contando cada maldito segundo para verla, y no es que fuera un intenso ni nada por el estilo…
*Ajá*
Maya tenía la culpa, por haber mandado la foto de ese maldito pollito en fuga; y sí, estaba celoso, porque yo solo iba a compartir una o dos materias con ella y ese idiota (que claramente quería con mi niña) iba a compartir los 4 años de la carrera a su lado. ¿Y por qué se tenía que sentar junto a ella existiendo más lugares?.
Los celos también me estaban carcomiendo la cabeza porqué -por idiota- le había dicho a mi niña que no tenía problema con que se quisiera besar con alguien más, claramente si tenía problema, pero confiaba en ella y ella me había dicho que no lo haría, así qué ese no era el problema, el problema era qué por lo que me había contado ese tarado era quien le había robada dos…¡Dos besos!...y no dudaba que lo hiciera de nuevo y más ahora estando tan cerca, y pensar en eso sumado a lo que me había contado que le había dicho la tal Sam, provocaba que apretara cada vez con mayor fuerza mi pluma.
*Esta cabron tu lío mental*
¡Ya lo sé, maldita sea!
-Te vas a miar por andar de ansioso idiota- ignore a Mateo y seguí moviendo mi pierna de arriba a abajo con impaciencia.
La clase terminó por fin cuando el profesor se despidió dejando tarea. Tomé mi mochila y salí del salón con mis amigos detrás.
-¡Espérate perra!- ignore de nuevo a Mateo -. ¡Firulais regresa!.
Había mucha gente en todos los pasillos y en el patio central; maestros, alumnos de primero buscando su salón, tomando un descanso, socializando, de años subsecuentes también buscando su salón, saludando a sus amigos, entrando a las salas de juicio o aquellos que tenían horas libres no haciendo nada, mi salón por ejemplo, pero mis amigos y yo habíamos elegido ese tiempo libre para meter la materia que debíamos.
Mire a mis amigos por arriba de mi hombro; Mateo tenía una bolsa de sandwich en su boca mientras cerraba su mochila, Cristian venía detrás de él con las manos en las bolsas de su pantalón viendo todo a su alrededor con aburrimiento.
-¿Qué salón es?- le pregunté a Mateo.
Se colgó su mochila en la espalda y abrió su bolsa de sandwich.
-¡¿Por qué caminas como si tuvieras un cuete en el culo si ni siquiera sabes que salón nos toca?!- lo ignoré esperando una respuesta, le dio la primera mordida a su sándwich -. Doscientos cuatro.
Gire al inicio del pasillo, subí las escaleras de dos en dos y seguí caminando por el segundo piso esquivando a la gente y buscando esa melena castaña que tanto me fascinaba con la mirada.
Me detuve cuando la vi y sentí cómo Mateo se estrelló con mi espalda.
-¡Eres un idiota en todos los idiomas!- se quejó con voz nasal, supuse que se estaba sobando la nariz.
Primer punto que me había vuelto loco de deseo desde que la había visto aparecer en el comedor en la mañana: se veía preciosa y super sexy con esa minifalda de mezclilla que le quedaba cortita, ajustada a su preciosa figura resaltando sus piernas y dejando muy poquito a la imaginación. Punto número dos y que había dibujado una sonrisa de estupido en mis labios cuando la ví: mi sudadera le quedaba mejor a ella que a mí, había descubierto que me encantaba verla con mi ropa puesta. Y punto número tres y el más importante: ¡¿Qué hacía el imbécil cara de renacuajo de Luis acorralandola contra la pared y su cuerpo?!.
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Querer © #1
أدب المراهقينUna chica, once chicos y una casa. Doce adolescentes que eligieron a su familia cuando la suya les falló. Doce adolescentes viviendo en una sola casa, nada podría salir mal ¿O si?. Tomando en cuenta que doce son chicos, una chica, dos parejas de he...