Maya
Estado: Con un paro cardíaco a la vuelta de la esquina.
Ansiedad: A punto de mandarme al hospital.
Dios: No me dotó de suerte en esta vida.
Camine a paso lento hasta mis amigos, evadiendo la intensidad de la mirada del chico torpe y sexy y sintiendo mis mejillas arder por...¡Ni siquiera sé por qué estaba tan nerviosa!.
-¡Si te apuras no me quejo!- se quejó Mario sin mírame.
Estaba bastante ocupado en su batalla de miradas y ver quién parpadea primero con el chico que tenía delante, el cual tampoco tenía intenciones de quitarle la mirada de encima.
Suspiré soltando una maldición entre dientes y mirando mis pies con cada paso que daba, apresure el andar hasta que llegue a lado de Alexis.
-¿Qué pasa?- alce la mirada, viendo a todos menos a Luis...¿si se llamaba así?
*Ahí si, ahora resulta que no te acuerdas de su nombre*
¡Pues no!Alexis abrió los labios para contestame, pero Mario se le adelantó.
-Resulta que estos tres idiotas dicen que estamos invadiendo su zona de entrenamiento.
El chico moreno, alto, el cabello casi rapado y con los ojos avellana claros, lo miro indignado.
-¿Acabas de decirnos idiotas?
-Pues si no te quedó claro te lo repito- Mario se aclaró la garganta -. I-dio-tas- escupió cada sílaba lentamente.
Mire a Alexis en busca de una respuesta un poco más lógica a la que me dió Mario; solo me sonrió de lado y negó con la cabeza quitándole importancia.
-Llevan media hora así y no hacen nada más que insultarse- aclaró en un susurro sin borrar su sonrisa.
-Pues por si no lo has notado- regrese mi atención a la mini batalla -, nosotros llegamos primero y estábamos completos, a ustedes les faltaba esa muñequita que acaba de llegar- me señaló con la cabeza.
-¡Muñeca tú abuela!- le contestaron los gemelos al mismo tiempo.
-¡Con mi abuela no se metan!
Me mordí el labio inferior con una sonrisa que no duró mucho cuando alce la mirada y conectó con la del chico torpe. Quien me estaba mirando detenidamente.
Sentí mis mejillas arder.
Tenía las manos cruzadas sobre su pecho y la cabeza un poco ladeada sin apartar la vista de mi con una media sonrisa que se convirtió en una completa cuando nuestras miradas se encontraron.
Sentí que me faltaba el aire.
No le pude sostener mucho tiempo la mirada, ni dos segundos completos...¡Que vergüenza!.
La aparté nerviosa y miré de nuevo a Alexis, quien había reemplazado su sonrisa divertida por un ceño fruncido y estaba fusilando a Luis con la mirada al notar como me miraba.
Tragame tierra.
Intercambio una mirada entre los dos y al ver que Luis no apretaba la mirada de mi, me pasó un brazo por los hombros para pegarme a su cuerpo. Estuve tentada a rodar los ojos, pero no lo hice.
Mire de reojo a Luis, también había borrado su sonrisa y miraba a Alexis, su brazos sobre mis hombros y la manera en que me pegaba a su cuerpo de manera protectora.
-Pues a nosotros también nos falta Sam- susurró otro de los chicos.
Tenía las misma estatura que sus amigos, los ojos claros casi azules, el cabello un poco largo castaño y la piel lechosa.
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Querer © #1
JugendliteraturUna chica, once chicos y una casa. Doce adolescentes que eligieron a su familia cuando la suya les falló. Doce adolescentes viviendo en una sola casa, nada podría salir mal ¿O si?. Tomando en cuenta que doce son chicos, una chica, dos parejas de he...