Maya
-Yekun que...¿Qué haces?- lo mire con el ceño fruncido.
-Darte las gracias por haber venido conmigo
-No...no es necesario- carajo, hasta se me había secado la garganta.
-Pero quiero hacerlo. Ya que no me dejas darte las gracias conmigo arrodillado delante de tí- había puesto sus codos en el pasto, ahora tenía su rostro más cerca al igual que su cuerpo rozando el mío.
Arrugue la nariz cuando fruncí el ceño, su risa ronca y por lo bajo provoco que mi respiración se alterara, arrugó su nariz imitando mi gesto y roso nuestras narices. En ese momento mi corazón se detuvo, sentía las orejas rojas al igual que las mejillas y el pecho.
¡¿Pero qué mierda estaba haciendo?! ¡Se había vuelto loco!
-Yekun- casi me quedo sin ojos cuando vi que ladeo la cabeza y se inclinó para dejar un beso en mi barbilla, en el mismo lugar en donde Armando había acariciado con su pulgar.
Solté un suspiro, esto era una locura, algo irreal, pero no voy a negar que sentir sus labios sobre mi piel se había sentido de maravilla y había hecho que mi estómago diera un vuelco. Quizá era el alcohol e iba a vomitar.
Subió un poco más sus labios provocando que soltara un jadeo, cerrará mis ojos con fuerza y llevará mis manos a sus hombros para aferrarme a algo. De nuevo subió un poco más sus labios dejando un beso justo debajo de mi labio inferior, casi se rozaban nuestros labios.
Tenía que empujarlo, gritarle que estaba loco y salir corriendo como alma que lleva el diablo, pero la poca cordura que me quedaba para hacer aquello se esfumó cuando una de sus manos me tomó de la cintura, le dio un apretón y me levanto para que nuestros cuerpos se rozaran.
Sus besos abandonaron mi piel, yo no abrí los ojos y menos cuando sentí que rozaba su labio inferior con el mío soltando un gruñido gutural cuando le dio un nuevo apretón a mi cintura.
Esto era un sueño, un sueño, me tenía que pellizcar para comprobar qué...se alejó, se alejó lo suficiente para que abriera los ojos por el desconcierto, pero no lo suficiente para salir de la prisión de su cuerpo.
Mientras yo lo veía sin entender, sin soltar sus hombros y sin saber por qué estaba haciendo aquello si hace siete días atrás me había dicho que tenía que olvidar el beso que nos habíamos dado en su cuarto, que no había significado nada, él me veía detenidamente, analizando mi rostro.
No se que fue, quizá la cercanía, su contacto, el calor de su cuerpo, la forma en que me miraba como si estuviera pidiendo mi permiso o el hecho de que ninguno de los dos tenía la intención de alejarse, pero estire mi rostro y él se inclinó lo suficiente hasta que nuestro labios se encontraron.
Freddy me iba a matar si se enteraba de esto.
*Pero no tenía porqué enterarse*
Nuestras bocas colisionaron en un beso intenso, se sintió diferente al beso de su cuarto, se sintió como si nuestras bocas ya se conocieran y ahora estaban ansiosas por encontrarse, por devorarse, por querer saborear y memorizar cada roce, cada mordida, cada succión y cada lamida.
Tenía mis ojos cerrados y apretados, al igual que en su cuarto pensaba que esto era un sueño, un sueño que no fue un sueño cuando solté un jadeo en su boca cuando lamió el contorno de mi labio inferior.
Ay virgencita de los besos, ¿por qué le había dado el Don a Yekun de saber cómo usar su boca tan carnosa y húmeda sobre la mía? ¡Era un peligro para mi dignidad!. Porque después de lo que había pasado en su cuarto tenía que alejarlo, pero no quería porque se sentía tan bien.
ESTÁS LEYENDO
Querer © #1
Genç KurguUna chica, once chicos y una casa. Doce adolescentes que eligieron a su familia cuando la suya les falló. Doce adolescentes viviendo en una sola casa, nada podría salir mal ¿O si?. Tomando en cuenta que doce son chicos, una chica, dos parejas de he...