Yekun
Cuando la chica terminó se quitó de encima y se dejó caer a mi lado en la cama. Yo me quedé acostado, mirando el techo ignorándola, estaba sudando, tenía la respiración acelerada y me sentía asqueado.
-¿Te…te gustó?- la ignoré y me senté en el borde de la cama deprisa cuando me quiso acariciar el pecho.
Sabía que no tenía que comportarme como una mierda porque quizá también la estaban obligando a esta porquería, pero al parecer ella sí lo había disfrutado, yo no, yo solo podía pensar en una personita y eso provocaba que me entrarán más ganas de vomitar.
Tomé mi boxer y mi pantalón, caminé al baño, tiré el condón a la basura y me vestí. Cuando salí la chica se estaba vistiendo, no dije nada, solo salí de esa habitación y corrí directo a la mía, entre a mi baño y me doble en el retrete a vomitar, me lastime un poco las rodillas cuando se estrellaron en el piso pero ese dolor no se comparaba en nada a como me sentía por dentro.
Me quise bañar, deshacerme de esa sensación de suciedad que sentía en mi cuerpo, deshacerme de cualquier marca, deshacerme de su contacto, deshacerme de todo rastro de aroma que la chica hubiera dejado en mí piel antes de llegar con mi niña. Pero ya no quería estar ni un segundo más en esa casa, así que solo me lave la boca, busqué una sudadera, unos tenis y salí de mi habitación cerrándola con seguro.
Pero la desgracia flotaba a mi alrededor, porque me encontré a Alejandro a mitad del pasillo. Quise seguir de largo, ignorarlo, pero todo mi cuerpo entro en tensión cuando él idiota se paró delante de mí con una sonrisa satisfecha. Se la quise borrar de un puñetazo.
-Al parecer hiciste un buen trabajo con la hija de nuestro próximo socio porque accedió sin poner ningún pero a nuestras condiciones- di un paso atrás antes de que su mano tocará mi hombro, lo mire con repulsión cuando soltó una risa calmada con los labios cerrados.
Él, sus socios, sus condiciones, su bufete y sus próximas acciones me importaban una mierda.
No dije nada, ni siquiera lo volteé a ver, solo apreté los puños a los costados de mi cuerpo cuando se acercó más a mí.
-Te voy a presentar a unas personas, así que no te puedes ir aún.
Tensé la mandíbula.
-Tengo cosas que hacer
-No te pregunté hijo.
A nada estuve de mandarlo al carajo, sabía a lo que se refería y no quería. ¡Mierda tenía miedo!. Pero mi alma abandonó mi cuerpo cuando levanté la cara y vi a Lily salir de su habitación al final del pasillo.
Quise correr, meterla de nuevo a su cuarto y esconderla cuando Alejandro giró su cabeza y la vió con una media sonrisa.
-Hola hija
*Hijo de puta*
Lily se quedó quieta, mirando a ambos con el ceño fruncido. Contuve la respiración para no demostrar el terror que sentía en ese momento cuando sus ojitos verdes se encontraron con los míos y ví en ellos miedo y preocupación.
-¿Pasa algo?- preguntó con delicadeza, dio un paso en nuestra dirección pero se detuvo cuando negué con la cabeza para que no se acercará.
-Nada- se encogió de hombros Alejandro -, solo estaba hablando con tu hermano- mi hermana regresó su mirada a la mía -. Al parecer ya se iba y yo necesito que alguien me acompañe a…- lo corte antes de que terminara.
-Regresa a tú habitación Lily- mi voz sonó ronca y autoritaria, mi hermana frunció el ceño sin dejar de verme, la vi negar sutilmente con la cabeza presa del pánico, ella sabía a lo que se refería Alejandro, pero yo no iba a dejar que el imbécil de mi papá la arrastra a esto, antes muerto.
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Querer © #1
Roman pour AdolescentsUna chica, once chicos y una casa. Doce adolescentes que eligieron a su familia cuando la suya les falló. Doce adolescentes viviendo en una sola casa, nada podría salir mal ¿O si?. Tomando en cuenta que doce son chicos, una chica, dos parejas de he...