Maya
Estaba a punto de preguntarle algo más a Lily, sabía que Yekun era muy cerrado y jamás me iba a contar nada si se lo preguntaba directamente y estaba en todo su derecho, no éramos cercanos ni nada por el estilo y era esa misma falta de cercanía la que me hacía cuestionarme el porque me había invitado a mí, que hacía yo ahí exactamente si Yekun y yo nos la vivíamos peleando, o qué había pasado con la chica que había mencionado Lily antes; tenía la pregunta en la punta de la legua, cuando se escuchó la voz de Yekun al otro lado de la puerta llamando a su hermana.
Lily me sonrió una última vez antes de ir a abrir la puerta, su hermano tenía una mano en los ojos y la otra mano en la bolsa de su pantalón.
-¿Ya?- preguntó impaciente.
-Si no estuviéramos listas aún no te habría abierto la puerta, así que ya puedes quitarte la mano de los ojos.
Yekun suspiro con pesar y se quitó la mano de los ojos mirando a su hermana.
-Tom ya está en el auto, así que ya pueden...- se quedó en silencio cuando alzó la mirada y me miró.
Estaba de pie a unos cuantos metros detrás de Lily, con el bolso entre mis manos, como una estatua, aún analizando, procesando y dándole vueltas en mi cabeza a lo que me había dicho la menor de los Rivas acerca de Yekun. Así que no reaccioné cuando Yekun me miró de pies a cabeza con la mandíbula tensa, solo parpadee un par de veces regresando a la realidad cuando escuché la risa tierna de Lily.
Pasó junto a su hermano y lo tomó del hombro para jalarlo hacia abajo y poder susurrarle algo al oído que no logré escuchar, pero que puso a Yekun aún más tenso, Lily salió de la habitación y se encaminó al auto de Tom.
Mire a Yekun a los ojos, él sonrió de lado, rodé los ojos, esa sonrisa era para burlarse de algo, en específico...de mí.
-Ves cómo bañada cambia la cosa
-A ti ni eso te ayuda
Soltó una risa.
-Ven, vamos- estiró su mano para que la tomara.
Busqué por todos lados mi celular, era lo único que llevaba en el bolso, junto con el labial que me había dado Lily y una toalla femenina, no andaba en mis días sádicos pero nunca estaba de más.
*Hashtag: Siempre precavida nunca imprecavida*
Con cautela me acerqué a Yekun y lo tomé de la mano. Aún pensaba que todo esto lo estaba soñando.
Puso mi mano debajo de su brazo y así caminamos por la casa, yo mirando de reojo su belleza mientras los tacones llenaban el silencio y él caminando con la mirada al frente de forma distraída aunque todavía sentía su cuerpo tenso; antes de salir, puso una clave de seguridad en unos botones que estaban a un lado de la puerta principal, salimos, cerró la puerta y me ayudó a bajar las escaleras porque si no me rompía la cara por culpa de los tacones.
Me aferre a su brazo cuando sentí que mi pie izquierdo se resbalaba en el último escalón y ahogue un grito; sospechaba que su sonrisa malévola era porque estaba guardando sus mejores comentarios para joderme después.
Me subí en los asientos traseros del coche, junto con Lily, Tom iba manejando y Yekun de copiloto.
Media hora en auto.
Media hora en el que el silencio era llenado por la música que provenía de la radio o por Lily y yo abarcando la mayoría de la conversación.
Hasta que Lily mencionó que Naruto era mejor que Gokú y yo la apoyé emocionada, los dos hermanos nos quisieron dejar varadas en la autopista, menos mal que no lo hicieron y solo le subieron el volumen a la música. Y repitieron, consecutivamente y a todo volumen, durante todo el camino que restaba: Dragón Ball rap de Porta, incluso lo coreaban sin equivocarse.
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Querer © #1
Novela JuvenilUna chica, once chicos y una casa. Doce adolescentes que eligieron a su familia cuando la suya les falló. Doce adolescentes viviendo en una sola casa, nada podría salir mal ¿O si?. Tomando en cuenta que doce son chicos, una chica, dos parejas de he...