Capítulo 23

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Todo su sufrimiento se había acumulado tanto dentro de ella que simplemente no pudo evitar estallar de forma irracional.

Apesar de ver a Damian ahí y de sentir si alma en calma por la cercanía de este, su dolor no desparecía y su desesperación sólo aumentaba.

Nuevamente se encerró en su habitación, no prestó atención a los regaños de su suegra, mucho menos a los de Lester, podía hacerse la sorda y simplemente ignorar todo sin consecuencias, pues al hombre aun le invadía el sentimiento de culpabilidad por haberle causado una enorme perdida.

La pérdida de su propio hijo.

Ya llegada la noche, sintió un par de brazos rodear su delgado cuerpo, el primer impulso que tuvo seperarlo, para después salir de la cama, buscando evitar tener a ese hombre cerca suyo, tocando su cuerpo.

— Daisy — reclamó luego de ser empujado.

— Creí haber sido claro, Lester — lo miró con odio desde su lugar en la habitación, mientras se colocaba una bata para salir de ahí —, no quiero que me toques jamás en la vida.

— Eres mi mujer, Daisy, que no se te olvide.

— Puedes tener a las mujeres que quieras, Lester — exclamó ya algo cansada —. Puedes tener veinte mujeres si lo deseas, consigue otra y dejame en paz a mí, no te quiero cerca.

— Sabes porque te quiero a ti — intentó convencerla —. Eres mi primer...

— ¡Esa fue Agnes! — reprochó —. Tu primer esposa fue Agnes, mi hermana, y es por ella que estás sufriendo, ni siquiera es por mi culpa. Sufres porque sabes que jamás vas a encontrar a otra mujer como ella, pero eres un imbécil y no pudiste con el hecho de que tu amada esposa prefiriera a otra mujer antes que a ti, por eso decidiste matarla.

— ¿Eso te parece normal? — indagó molestó, sintiendo como su orgullo era nuevamente lastimado por las palabras de la joven frente a él — ¿Te parece normal que dos mujeres estén juntas de esa forma?

— No me importa si es normal o no,  Lester — dijo sin más —. No me interesa si ellas eran dos mujeres, no me interesa si te sentiste traicionado, no me importa nada que tenga que ver contigo — expresó con voz seria, derrochando odio en cada palabra —. Lo que me importa es que mataste a mi hermana a sangre fría, me importa que me tomaste a la fuerza, me importa que mataste a mi hijo. Eso sí que me importa, Lester.

Daisy pudo ver en los ojos del hombre algo parecido al arrepentimiento, al dolor, pero tampoco le importaba lo que sintiera, ella odiaba a Lester Taylor, lo destetaba y cada parte de ella deseaba acabar con su vida, acabar con él por completo.

No quería permitirle seguir viviendo, no quería saber que él seguía en el mundo dañando a otras personas sin recibir consecuencias.

No iba a permitir que Lester Taylor continuase siendo feliz, no iba a dejarle siquiera buscar la felicidad.

— No fue mi intención, Daisy — intento recordarle —. Ningún hombre desea que su primer hijo muera, lo sabes bien. Yo no quería que eso pasara, yo...

— Tampoco me interesa lo que hayas querido — se puso zapatos con movimientos bruscos —. Mataste a mi hijo, lo hiciste, apesar de que te advertí que podía pasar. Lo hiciste con toda la intención de dañarme, conseguiste colmar mi paciencia y mis limites. ¡Te odio! — le gritó y sin esperar por él o su respuesta, dejó la habitación en plena oscuridad nocturna, conociendo bien el camino.

Bajó cada uno de los escalones con sigilo, totalmente confiada de que cada habitante de la casa estaba en su habitación descansando de un largo día como cada noche desde que ella llegó a ese lugar. Había aprendido cada horario y sabía perfectamente cuando era buen momento para escapar.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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