𝘀𝘁𝗼𝗽 - 𝗵𝗮𝗼𝗯𝗶𝗻

09

Había caminado tres cuadras, resguardandose bajo los techos que encontraba, hasta que el sol comenzó a ocultarse y ya prácticamente estaba mojado de pies a cabezas. Quería llorar, y lo hubiera hecho de no ser por la persona que se detuvo frente suyo. No podía ver bien, pero el chico en la motocicleta se quito el casco, dejando ver al pelinegro que le detuvo en el restaurante momentos antes.

—¡Ven! — grito encima del sonido de la lluvia chocando contra el pavimento, extendiendole su casco y esperando que se acercará. Hanbin sabía que no tenía opción, pero le conoció hace menos de una hora y no le daba la confianza necesaria para irse con él en aquella motocicleta. —¡Vamos! ¡O te dejo ahí para que te enfermes!

Tomo una gran bocanada de aire y se hizo lugar atrás del pelinegro, logrando ver una pequeña sonrisa formarse en su rostro antes de que le pusiera el casco y le dijera en voz alta que se sujetará. El camino fue rápido, siendo que aquel vehículo era demasiado rápido. Hanbin tuvo miedo de caerse, así que rodeo completamente el torso de Zhanghao hasta que este se detuvo fuera de un edificio.

Lo miro extrañado, preparándose incluso para correr si es que el más alto quería hacerle algo.

—Entremos. — se pusieron debajo de un pequeño techo fuera del edificio, bajo la tenue luz del alumbrado.

—¿Dónde estamos? — cuestionó Hanbin en voz baja, sujetando la bolsa de comida cerca suyo. Zhanghao viró los ojos y metió ambas manos en sus bolsillos, mirándolo desinteresadamente.

—En un hotel. — Hanbin dio dos pasos hacia atrás, pero tuvo que devolverse al sentir pequeñas gotas mojando su espalda. Miró con algo de nervios a Zhang, quien chisto al ver su reacción.

—¿Por qué no vamos a mi casa? ¿No sabes dónde es? Puedo decirte-

—Sí sé dónde vives. — el rubio elevó una ceja. —¿Olvidas que tu hermano es amigo mío? De todas formas, me quedé sin combustible. — señaló la motocicleta a su espalda, Hanbin se giro a verla por el rabillo del ojo. —Así que a menos que quieras quedarte en un sucio callejón toda la noche, entra. O duerme afuera, no tengo problema.

Zhanghao se dio media vuelta, dejando al más bajo con las palabras en la boca, entrando al edificio y mirándole a través del cristal. Hanbin bufó, pensando que seguramente el chico ya tenía todo planeado y aquello no era más que una excusa. Aunque rápido borro la idea, pues no tenía sentido después de pensarla nuevamente.

No les fue difícil pedir una habitación, ambos tenían diecinueve, así que la mujer encargada les dio la llave sin problema y los dos subieron por las escaleras gracias a que el elevador estaba dañado.

[ ¡ stop ! ]

—Tomaré un baño. — anunció Zhanghao tan pronto como ingresaron a la habitación, Hanbin dejando sus cosas en la pequeña mesa que había, viendo al pelinegro entrar por la puerta que suponía daba al baño.

Sacó su celular de su bolsillo, para llamar a Gyuvin o a sus padres y decirles que estaba bien, pero este estaba empapado, así que sólo hizo un puchero inconscientemente y lo dejo en la encimera. Miró la cama en el centro y como la decoración del lugar parecía ser tan vaga, no había demasiado; una larga ventana cubierta por cortinas y una televisión pequeña que probablemente no serviría debido a la tormenta que había afuera. No tenía intención de darse una ducha, no tenía más ropa, pero de igual forma suponía debía hacerlo.

Dio una mirada a la puerta del baño y tomó su celular, saliendo de la habitación para pedir algo de arroz donde meterlo.

[ ¡ stop ! ]

omaiga