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Soltó un suspiro al subir el último escalón, caminando por el silencioso pasillo comenzó a recrear la situación en su cabeza; aquel chico no era más que un desconocido, y por más amigo que fuese de Gyuvin, no tenía la confianza necesaria para dormir en la misma cama. Estaba pensando incluso en pedir otra habitación, pero no traía consigo el dinero necesario, así que se resigno cuando abrió la puerta de su cuarto.

Entró y, para ser sincero, no esperaba que ZhangHao con sólo una toalla en la cintura fuera de lo que encontraría. Casi tira el recipiente con arroz que llevaba en manos, pero sólo atino a girarse antes de ver "de más".

—¿Dónde estabas? — el pelinegro preguntó con tanta tranquilidad que molestaba a Hanbin.

—¡¿Eres idiota?! ¡¿Por qué sales medio desnudo del baño?! — grito entre dientes a la vez que dejaba el recipiente en la mesa, con su celular dentro.

—Tenemos lo mismo, ¿no? — soltó, y Hanbin podía apostar todo a que tenía una sonrisa en su rostro.

—¡Eso no importa!

—Ya, ya. No es nada que no vayas a ver después, ricitos. — pudo notar la burla en sus palabras cuando dijo aquello.

—¿De qué hablas? — olvidado el por qué no le miraba de frente, se giro, rápido volviendo a darle la espalda. Gruño por lo bajo al escuchar la risa del tatuado. —¡Solo-! Muévete para que pueda entrar al baño.

—¿Vas a bañarte? — Hanbin asintió aún sin mirarlo. —Toma, use ambas toallas, no creía que querrías ducharte. — le extendió lo dicho, pero Hanbin lo vio de reojo con molestia. Zhanghao sonrió burlón. —Es la que use en el cabello, ricitos. Nada de que preocuparse.

—Como sea. — la tomó, y al verlo pasar por su lado, se encaminó al baño. —Y deja de llamarme así. ¡Y no toques mis cosas! — exclamó ya al cerrar la puerta.

Zhanghao río, le parecía muy adorable que el rubio reaccionará de esa manera, no sabía por qué exactamente. Vio el celular del contrario. —¿Comeremos celular con arroz?

—¡No toques mis cosas!

[ ¡ stop ! ]

Zhanghao se había puesto únicamente la ropa interior, ya que era lo que más seco se encontraba, así que estaba recostado en la cama tapado de los pies con la sabana que estaba ahí. Hanbin aún no salía del baño cuando su celular vibro, avisándole de una llamada. Contestó al ver el nombre de Gyuvin en la pantalla.

—¿Dónde estás? ¿Está Hanbin Hyung contigo? — río antes los honoríficos del menor, los cuales nunca usaba con él.

—En un hotel. Y sí, está aquí. — dio un bostezo después de lo dicho.

—¿Qué? ¿Qué haces en un hotel con mi hermano, ZhangHao? — pasó un brazo por detrás de su cabeza y miró hacia la puerta del baño.

—Tranquilo, niño. No es nada de lo que piensas. Lo encontré en el restaurante pero empezó a llover, quería llevarlo contigo, pero me quedé sin gasolina, así que aquí estamos. — Gyuvin bufó al otro lado de la línea. —¿Y cómo te fue con tu amorcito?

—Cállate. ¿Por qué no respondes las llamadas? Tendré que decirle a mamá que se quedó en casa de un amigo, gracias de todas formas.

—Bueno, su celular murió. — Zhanghao se puso de pie, acercándose a la mesa, donde únicamente yacían las cosas de Hanbin y el casco del pelinegro. —Y lo hará por igual tu comida si no dejas de quejarte.

—Cometela, no me importa. — el tatuado hizo un sonido de gusto. —No le digas a Hanbin que te hable, seguro empieza a sospechar y recién comienzo a sentirme libre como para que lo arruines.

—Sí, sí, lo que digas. — escuchó el pestillo del baño, así que colgó sin siquiera despedirse.

—Lis- ¡Oh por dios! ¡Ya estuvo, dormiré en el baño! — y Hanbin volvió a encerrarse en el baño con la risa de Zhanghao de fondo. —¡No es gracioso!

[ ¡ stop ! ]

ay ke risa, ke opinan d la historia hasta el momento :3

𝘀𝘁𝗼𝗽 - 𝗵𝗮𝗼𝗯𝗶𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora