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No paso demasiado para que la rutina de los hermanos regresará; Gyuvin no podía siquiera invitar a sus amigos ahora desde que Hanbin soltó en una de sus cenas que todos sus amigos eran una mala influencia, fue así como sus padres le prohibieron invitar a alguien que ellos no conocieran. Trataba de ver el lado bueno de la situación, pero es que no la había, siquiera podía ver a Ricky a parte del colegio. Era un infierno para él más bajo.

Hanbin llevaba bien todo, era algo a lo que estaba acostumbrado, y no podía amar más el silencio que había cuando en las tardes nadie más invadía su casa. No había menciones de Zhanghao parecía que el chico se había esfumado de su vida y se alegraba por ello, no quería que se entrometiera nuevamente en su vida.

Había excepciones para el menor, cuando sus padres trabajaban y Hanbin visitaba a Matthew, podía invitar a Ricky sólo unas cuantas horas, siempre atento al mensaje de su mayor diciéndole que llegaría pronto.

Era tormentoso para ambos hermanos, pero ninguno estaba dispuesto a decir palabra alguna sobre lo que ocurría, no después de que nadie mencionara lo que sucedió en la fiesta. Hanbin aún seguía dolido, y Gyuvin no lograba sacarse el enfado de encima.

[ ¡ stop ! ]

Las clases del día habían terminado y ambos amigos caminaban por el pasillo dirigiéndose a la salida; Matthew insistía al rubio que lo acompañará a comprar algo de ropa, alegando que no tardarían demasiado, aunque Hanbin sabía que eso no era verdad. El rubio no estaba realmente de humor, además de que recibió una especie de amenaza de Ricky, diciéndole que no podría mantenerlo alejado de su hermano. Ahora debía cerciorarse de que Gyuvin llegase a casa y no saliese de esta.

Ese chico Ricky no le agradaba del todo.

—Hanbin... — el mencionado miró a su amigo con confusión, había dejado de colgarse de su brazo y parecía tan perdido en la reja de salida que creyó estaba hipnotizado o algo. —¿Ese es "el chico"? — cuestión señalando hacia donde veía, y captando la atención de Hanbin, pudo ver al mismo pelinegro de aquella noche apoyado en su motocicleta mientras los guardias del colegio le hacían algunas preguntas o tal vez le pedían que se fuera.

Hanbin cruzaba los dedos porque fuera la segunda.

Varios alumnos se quedaron viendo la escena, donde Zhanghao elevaba ambas manos con molestia pareciendo demostrar que no haría nada "peligroso" en ese lugar. Sung tomó el brazo de su amigo y lo arrastró entre la multitud para salir de ahí sin ser visto por el tatuado.

Sin embargo, este lo noto queriendo irse, así que, sin importarle lo que los guardias le decían, se acercó al par de chicos.

—Hey, ricitos. — soltó con una de esas sonrisas que parecía siempre tener. Hanbin juraba sentir las uñas de Matthew enterrarse en su brazo, probablemente por la emoción.

Viró los ojos. —¿Qué haces aquí? Y te dije que dejarás de llamarme así. — en tan sólo unos pocos segundos pudo sentir la mirada del alumnado encima suyo, lo cual lo puso más nervioso de lo que estaba.

—Creí que podría llevarte a tu casa, u otro lado, como gustes. — Matthew asintió, aunque no fuese a él quien se le estaba haciendo la pregunta.

—No gracias. Vámonos. — quiso seguir con su camino, pero su sonriente amigo lo detuvo.

—De hecho, me olvidé que Jiwoong ya había quedado de llevarme. ¡Diviértete! — pudo verlo hacer dos pulgares arriba y dar una reverencia hacía el pelinegro, quien sonrió en despedida y dirigió su vista hacia Hanbin nuevamente.

—Argh, no sabes cuánto te odio. — dijo antes de seguir su camino, sin darle una última mirada, pero escuchando al contrario seguirlo de cerca con su motocicleta mientras le decía que podrían ir a comer.

Claro, Hanbin no se negó.

[ ¡ stop ! ]

potente.

cierto amigas amigos amiges unicornios.

𝘀𝘁𝗼𝗽 - 𝗵𝗮𝗼𝗯𝗶𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora