No. 19 🚨

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Fingir que odiaba a Minho y que no eran nada cada vez era más difícil. No podía simplemente hacer como si no existiera. Oh, ¿Quién ignoraría a tremendo dios griego? Nadie, absolutamente nadie.

¡No podía hablarle ni siquiera en la celda! ¡Era el colmo! Le parecía un poco ridículo, pero lo llegaba a entender, aunque jamás había notado algo extraño en la celda de adelante. El chico que estaba ahí ya se había ido, así que era probable que hayan puesto una cámara o algo, pero si eso era cierto, ya no había caso en fingir, porque que de todos modos ya les habían visto.

Cuando llegó al número 0325, se pegó intencionalmente a la 0326 y observó disimuladamente su interior, confirmando así sus sospechas.

No había nada.

Solo la cama tendida y ya. Nada más. No había donde esconder algún aparato espía. Las esquinas estaban intactas y también las del techo. La escaneó toda y no se veía nada.

No se dió cuenta de la presencia detrás suyo. Hasta que habló.

—¿Qué haces? Entra ya—. Minho le dijo con fingida indiferencia, y sabía que no le era así, porque si fuera de verdad, no se habría molestado en ordenarle que entre.

Decidió jugar un poco con él por lo que le había hecho.

—¿Mh? Ah, tú de nuevo—. Imitó una voz fastidiada e hizo una mueca verdadera, le barrió con los ojos y pasó de él, chocando con su hombro "accidentalmente".

Lee tuvo un tic en el ojo. Pero no dijo nada.

Los dos se adentraron en la habitación y tomaron diferentes rumbos, los dos acostándose en sus respectivas camas.

Jisung observó la libreta que está ahí, pidiendo a gritos que siga escribiendo. Pensó un poco en todo su plan.

"Si tengo que fingir que no me gusta, no puedo entregarle esto" Ese pensamiento me hizo morder su labio sin llegar a sangrar.

No, no podía dejarla, había trabajado mucho en ella, así que la iba a entregar. Sí, eso es.

Cruzó los pies y puso la libreta en medio de éstas, sonrió ligeramente al ver la letra, sintiéndose genuinamente feliz por todo lo que estaba logrando.

Minho hizo un pequeño hoyito en la sábana con el fin de poder observar a su chico sin que se dé cuenta, y lo primero que vió fue al niño sonriéndole tiernamente al cuaderno, apretó los labios y cerró sus ojitos, sintiendo un gran dolor en su corazón, pues creía que lo hacía porque estaba pensando en Changbin.

Que equivocado estaba...

Los refinados movimientos de Jisung siempre le atrapaban, podía pasar horas observando a aquél muchacho de ojos avellana. Y ese momento no era a excepción. Sus preocupaciones pasaron a segundo plano y quedó embobado con la ligera danza que su mano realizaba sobre la blanca hoja. Sus labiesitos siempre se fruncían cuando estaba concentrado, sus ojos se entrecerraban un poco y cada cierto tiempo lamía los belfos que tanto había soñado besar. No existía palabra alguna para describir cómo se sentía con semejante imagen frente a él, sin embargo, su visión era un poco estropeada debido a la cobija blanca encima suyo.

Todos los días lo miraba a escondidas, y estaba claramente sorprendido por no haberse aburrido por la constante monotonía, simplemente nunca se cansaba. Jamás se permitiría perderse algún movimiento suyo, quería saber todo de él.

Estaba loco.

Por Jisung.

Un poco cansado, dejó que su cuerpo descanse, cerrando los ojos y el sueño apoderándose de él. Se permitió soñar de nuevo con el "amor de su vida", sin estar consciente de la mirada de él en el ojo que se suponía debía estar perfectamente oculto.



—🚨—



Lee despertó debido a la dulce voz que llamaba su nombre. Lentamente abrió los ojos y divisó a Jisung, su hermoso Jisung. Evitó sonreír y simplemente se levantó, sin agradecer o nada.

—¿Qué?—. Preguntó drásticamente, Sung cruzó los brazos con la mirada fría.

—No hay nada en la celda de enfrente, tampoco hay guardias que estén pasando. No estamos siendo vigilados—. Informó seguro de su palabra. Estaba convencido de que Lee solo estaba exagerando y que en ningún momento les habían estado espiando.

"Maldita mente inocente" Pensó Minho, sonriendo para sus adentros, pues una de las infinitas cosas que amaba de él, era su impenetrable inocencia.

—Jisung—. Se paró en sus pies y caminó hacia él, haciendo que por inercia, el contrario dé un paso atrás —Agradezco que quieras ayudarme, pero te informo, que los aparatos y los guardias no son el único objeto espía que existe—. Insinuó mientras seguía avanzando. Han se puso horriblemente nervioso mientras miraba como la pared cada vez estaba más cerca.

En menos de 1 segundo, su cuerpo se estampó contra el cemento de lleno, generando un eco silencioso. Quedó a mercer del hombre frente a él, estaba acorralado, aunque él se podía ir de ahí, la simple mirada penetrante del mayor ya le llevaba a un estado de sumisión. Tragó saliva y sus dedos se comenzaron a tocar y mover, nerviosos.

Entre los dos sujetos se creó una gran tensión, los dos se observaban sin decir palabra alguna, tal vez y habían aprendido a hablar con la mirada.

La vista de Minho se dirigía directamente a sus labios rosados, inconciente de todo, el deseo por probarlos le estaba cegando y nublando los sentidos. Solo reaccionó cuando sintió las respiraciones mezclándose y el roce entre las dos pieles de la boca.

Antes de que algo más pasara, se separó de inmediato, mordió su muela por dentro y sin decir algo, volteó su cuerpo y volvió por dónde vino.

Su corazón latía rápido y su pecho dolió al darse cuenta de lo que había hecho. A pesar de su arrepentimiento, no se tomó la molestia de verlo y verificar que todo esté bien, aunque sabía que no era así.

Eso esperaba, porque la duda seguía permaneciendo en su mente. Y eso no hacía nada más que atormentarme y hacerle sentir mal. No estaba preparado para el rechazo.

Y mentiría si dijera que no quería besarlo.

Prisionero ~ Minsung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora