13. La bruja

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— Recuérdame una vez más porqué vinimos aquí.

— Ya te dije: Observar una tradición de este país.

— ¿Y no era más fácil preguntarme a mí, que he sido familiar de brujos de aquí?

— No.- Simplificó el blondo con una sonrisa arrogante.- Quiero verlo con mis propios ojos y participar.

— No tienes remedio...- Suspiró candado el íncubo.- Pero al menos así tu energía parece estar volviendo a armonizarse. Así que ya qué.

Asmita solo sonrió, y ambos continuaron su camino, hasta llegar a dónde un lugareño les dijo que había una posada. Por suerte consiguieron una habitación, a pesar de la temporada alta.

— Qué disfruten su estancia.

— Gracias, señora Calvera.

Luego de tener la llave en sus manos, fueron hasta la habitación asignada en el tercer y último piso del edificio.

Al entrar, Kardia lo primero que hizo fue arrojarse a una de las camas y estirar sus músculos, mientras Asmita se encargaba de desempacar.

— ¿No viste nada raro en esa mujer?

— ¿Quizás que está embarazada?

— No me refiero a eso, Asmita.- Negó el demonio.- Me refiero a que se ve demasiado agotada y parece que algo la agobia.

— Ahora que lo mencionas, quizás si es algo extraño.- Admitió el rubio.- Pero quizás solo esté cansada por el embarazo. Parece que está a pocos días de dar a luz.

— He servido a brujas, las he llegado a ver embarazadas, y ni siquiera la que tuvo el embarazo más difícil tenía la energía tan drenada.- Afirmó Kardia.- Aquí ocurre algo extraño.

— Bien, trataremos de averiguarlo entonces. Mientras, ayúdame a desempacar.

— ¿No se te olvida algo?

Asmita solo rodó los ojos, y buscó un pequeño alfiler en sus pertenencias, para luego pincharse un dedo.

Kardia lo miró por unos segundos, con clara decepción en sus ojos.

— Ya te dije que mientras sea de día o tengamos cosas qué hacer, confórmate con la sangre, miel, manzanas o leche.- Repitió el rubio.

Kardia bufó y aceptó las gotas de sangre a regañadientes. Quería otro tipo de alimento, pero debía obedecer las ordenes de su invocador.

Una vez terminaron de desempacar, bajaron hasta el vestíbulo, dónde observaron a Calvera y decidieron acercarse para preguntarle sobre la festividad que los había llevado ahí en primer lugar.

— Llegan en buenas fechas.- Explicó la azabache.- Los festejos ya comenzaron, y terminan el 2 de noviembre. En la plaza pueden encontrar varias cosas, como dulces, veladoras, incienso...

— ¿Hay calaveritas de azúcar?- Preguntó Kardia, ganándose una mirada inquisidora de Asmita.

— Sí, también hay de chocolate y de amaranto.- Respondió tranquilamente la mujer.- ¿Por qué no van a dar un vistazo?

— Lo haremos.- Asintió Asmita.- Pero, ¿está todo bien?

Calvera pareció sorprenderse por la pregunta de Asmita, pero el rubio continuó.

— No quiero ser entrometido, pero vine a este lugar justamente por ser creyente de la magia y fenómenos paranormales. Tengo un tipo de "habilidad" por decirle de algún modo.- Explicó Asmita.- ¿Todo ha ido bien con su embarazo?

La mujer finalmente suspiró y les contó un poco de lo que ocurría.

— Últimamente, mi embarazo se tornó complicado. Pesadillas y algunas cosas más.- Relató.- Hay una leyenda aquí en el pueblo, que habla de brujas que bajan de las montañas para asesinar a los recién nacidos succionandoles la sangre.

Cazadores de luces y sombras [#Deathween2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora