31. El come almas

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— Vaya... Años sin vernos.

A pesar del aire helado rasgando su piel y haciendo bailar su cabello, Asmita no se inmutó ni un poco, contemplando las estrellas desde su porche.

Un aroma a incienso de palosanto se hizo presente, y segundos después pudo ver materializada a esa alta figura frente a él.

— ¿Qué te trae por aquí, Defteros?

El hombre de tez morena y cabellos azules, tan igual y tan diferente a Aspros, lo contempló en silencio por unos segundos, con una expresión indescifrable en los ojos, antes de finalmente hablar.

— Vine porque necesito tu ayuda, Asmita.

— ¿Un demonio de tu calibre necesita ayuda de un simple vidente como yo?- Cuestionó con una sonrisa maliciosa.

— Me temo que justamente por eso no tengo permitido intervenir de forma directa.- Suspiró el demonio.- Ni siquiera tengo el poder de hacerlo aunque quisiera.

— Son pocas las cosas que solo humanos pueden llevar a cabo.- Mencionó el rubio.- ¿De qué se trata?

— Sé que durante tus misiones has conocido a Ilías y Regulus.

— Sí, lo hice.- Confirmó.- Ahora Regulus es padrastro de mi sobrino, e Ilías suegro de mi primo. ¿Qué pasa con ellos?

— No es con ellos.- Negó.- Sino con alguien cercano a ellos. Sísifo, hermano menor de Ilías y tío de Regulus.

— ¿Qué pasa con él?

Defteros parecía acongojado, nervioso. Sus manos no dejaban de temblar, y Asmita fue capaz de apreciar una pequeña gota de sudor resbalar por su sien... Definitivamente no era cualquier cosa.

— Conoces la historia del come almas, ¿no es así?

Apenas escuchar ese nombre, Asmita sintió todo su cuerpo estremecerse.

Había escuchado de esa criatura gracias a Kagaho. El híbrido le había explicado que era una de las criaturas más peligrosas que existían, quizás incluso peor que Mefistófeles.

Para librarse del demonio bastaba con no hacer el ritual, o simplemente responder un firme no en caso de realizarlo, y sería más que suficiente. Pero el come almas llegaba sin ser llamado, no ofrecía nada a cambio, y era extremadamente difícil librarse de él, prácticamente nadie había salido con vida después de un ataque.

La única forma de mantenerse a salvo y evitar convertirse en alimento de ese monstruo era manteniéndose firme y evitando que emociones caóticas como la ira y la tristeza se acumularan en exceso.

Era prácticamente imposible ser invulnerable al come almas, y una vez que caían en la trampa era imposible salir.

— Sísifo lleva un tiempo siendo acechado por esa cosa.

— ¿Ha pasado algo que pueda empujarlo a la trampa?

— Ha tenido una vida complicada.- Suspiró Defteros.- Hace lo que puede, pero siempre se reprime y... Su tristeza es tanta y está tan acumulada que atrajo la atención de ese monstruo al estar vulnerable.

— ¿En qué fase de la cacería está?

— Intenté de todo, pero está a punto de caer en la tercera.

— Los pronósticos no son alentadores entonces...

— Lo sé...

Asmita miró por un momento a Defteros. Ese demonio era lo opuesto a su hermano gemelo. A diferencia de Aspros, Defteros era un demonio honesto, y particularmente piadoso e indulgente.

Cazadores de luces y sombras [#Deathween2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora