28. Él juega conmigo

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El sol brillando en el firmamento, anunciando un nuevo día, el aire fresco y lleno de un aroma floral colándose por la ventana... Sí, era un día hermoso.

Las mañanas en Bietigheim eran siempre así de tranquilas y agradables. Fyodor lo sabía, y por eso adoraba su tierra natal.

— Buenos días, queridos.- Pronunció con una sonrisa al ingresar a la habitación dónde resguardaba todos esos objetos de su colección.- Vaya, parece que algunos despertaron con malhumor.

Cajas Dybbuk, libros malditos, joyas con demonios y espíritus sellados dentro, muñecos poseídos... En esa habitación de la mansión se encontraban resguardados todo tipo de objetos embrujados. Una enorme colección que le había llevado prácticamente toda su vida reunir y que seguía en crecimiento.

A diario debía encargarse de entrar para limpiar y seguir rituales específicos con cada objeto. Desde sacudir el polvo de las vidrieras, hasta rociar un poco de agua bendecida sobre algún vestido. Todo para asegurarse de que nada entrara ni saliera de ese lugar.

— Nos vemos mañana~

Tras eso, salía de la habitación y se disponía a continuar con sus actividades diarias.

— ¡Queen!- Llamó a la habitación de su sobrino.- Hora de levantarse, pollito.

Desde que su hermana menor y su cuñado habían fallecido un par de años atrás, en un lamentable y misterioso accidente, él se había estado haciendo cargo de su sobrino.

Adaptarse a su nueva vida no había sido sencillo, pero el pequeño había llegado a darle algo de color a sus días, y juntos habían logrado sobrellevar la pérdida. No podía quejarse de ese niño.

— ¿Queen?

Tras no recibir respuesta, ingresó a la habitación, notando la ausencia del niño.

De inmediato lo buscó bajo la cama, en el armario, en el balcón, en el baño de la habitación... No había ni rastro de él.

Sabía que podría estar en peligro, así que salió corriendo para buscarlo por todas las habitaciones, temiendo que algo hubiera escapado de la colección y alcanzado a Queen.

Lo buscó por toda la planta, luego subió a las siguientes dos superiores, hasta finalmente bajar a la primera... No lo halló en ninguna.

Desesperado, salió directo al jardín, pero nada. Solo quedaba un lugar: el laberinto.

Ingresó tan rápido como pudo, recordando la técnica para evitar perderse entre las paredes de hojas, y a los pocos minutos, escuchó la voz de su sobrino.

— Queen...

Lo escuchaba reír y hablar con alguien, y temiendo lo peor, corrió en su dirección, encontrando al niño completamente solo.

— Queen, ¿qué haces aquí?

— Hola, tío.- Sonrió el pequeño de cinco años, corriendo hacia él.- Solo salí a jugar.

— ¿Con quién hablabas?

— Con mi amigo.- Explicó el niño.- Pero ya se fue.

— Queen, ya te he dicho que no vengas aquí tú solo.- Repitió, mientras revisaba que no tuviera ninguna herida.- Podrías perderte en el laberinto.

— Pero no vine solo, vine con él.

— ¿Y cuál es el nombre de él?- Cuestionó. Si resultaba ser algún prisionero de su colección, no dudaría en darle un buen escarmiento.

— Así es cómo me dijo que lo llamara.- Respondió, logrando sobresaltarlo.- Solo le digo "él".

— Vámonos.- Dijo asustado, tomando al infante en brazos.- El desayuno se enfría.

Cazadores de luces y sombras [#Deathween2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora